Quería que el público sintiera la Semana Santa a través de sus palabras. En un Gran Teatro abarrotado Ismael López Martín (Cáceres, 1987), el encargado este año de ofrecer el pregón, lo había preparado todo al detalle para que así fuera. Y lo consiguió. El escenario de San Antón se convirtió ayer en una pequeña réplica de la Semana Santa, con símbolos que recordaban a ella: Una mesa presidencial decorada con abelfas y rosas y gerberas rojas y un atril cubierto por una tela morada, junto al que había un incensario y tres cirios. Del escenario daba la sensación de que llovían claveles, también rojos. «Lo he querido preparar con los colores de la Semana Santa. Tenemos la mejor Semana Santa del mundo y lo que he querido es darle la dignidad que se merece», decía antes de que comenzara el pregón.

No solo lo leyó, sino que también lo recitó. Quería ser diferente a los demás, por eso en el texto mezcló prosa y verso, con presencia sobre todo de quintillas. Incluso en la prosa había rima. En ese espacio se mueve a la perfección. Es licenciado con grado en Filología Hispánica, doctor internacional en Estudios Filológicos y Lingüísticos por la Uex, premio Internacional ‘Academia del Hispanismo’ a la mejor tesis de literatura española. Ejerce como profesor de Literatura. Hizo un recorrido por todas las cofradías de la ciudad, de las que destacó uno de sus pasos, el más distinguido; o al menos a su parecer. Cuando llegó a la imagen de la Virgen de la Esperanza, de la hermandad de Los Ramos, llovieron pétalos, simulando el paso de la procesión.

COFRADE DESDE NIÑO / Recordó sus inicios en la Semana Santa, a la que está unido desde que nació, ya que procede de una familia de cofrades (actualmente es miembro de cinco hermandades y vicemayordomo del Humilladero). Y a Manuel Pérez Fuentes, quien fuera mayordomo de esta última hermandad y que falleció hace más de dos años: «Él me dijo que un día llegaría a ser pregonero y aquí estoy», afirmó.

También hubo espacio para la música, ya que su pregón estuvo acompañado por el pianista Antonio Luis Suárez y por el trompetista José María Sánchez. Y no faltaron las saetas, a cargo de Tamara Alegre, que las cantó desde el palco en el que estaba sentada, decorado con un mantón de manila. Ismael López quiso exponer además su pregón, de 42 páginas, a la entrada del Gran Teatro. Encuadernado con lo que se conoce como «pastas de pregón», con técnicas orfebres y en terciopelo, al más puro estilo andaluz.

Al pregón también asistió la alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, y el presidente de la Unión de Cofradías Penitenciales, Santos Benítez, quien señaló que «la Semana Santa forma parte de Cáceres porque es la propia ciudad la que la ha creado, la que la hace. Construida por los cacereños, generación tras generación, forma parte de su ser», dijo. Se entregaron diplomas a los tres cofrades del año, que esta vez han recibido María Isabel Caballero, María Sandra García y José Ignacio Acha.

El pregón es el inicio de la Pasión cacereña, al que seguirá mañana el vía crucis de la Unión de Cofradías (sale a las 20.00 horas de Santa María). Después será ‘La Pasión viviente’ (jueves 11 de abril). Lo siguiente, el comienzo de los desfiles procesionales, que este año vuelven a estrenarse con la Burrina el Domingo de Ramos.