El mayordomo de la Hermandad del Cristo Negro de Cáceres, Alonso Corrales Gaitán, ha asegurado hoy que no se arriesgarán a salir en procesión con lluvia y lo limitarán a un acto dentro del templo de Santa María, una situación que en 33 años de historia “solo se ha producido una vez".

"Si llueve, abriremos las puertas del templo para que acceda la mayor gente posible y disfrute de esta humilde procesión”, ha explicado el mayordomo, que ha añadido que posteriormente se celebrará un besapié.

Ha asegurado que lo que no harán será sacar la talla a la calle cubierta con un plástico, pese a la expectación mediática que ha despertado "porque se merece ser contemplada en su esplendor”.

La hermandad recuperó esta procesión medievalista en 1986, que cada año congrega a 15.000 personas en el casco histórico de Cáceres.

El misterio lo desprende una singular talla anónima de madera negra, que data del siglo XIV, y que procesiona la medianoche del Miércoles Santo exclusivamente por la zona intramuros de Cáceres, con un cortejo fúnebre, con la única luz de las antorchas y el acompañamiento de un timbal y una esquila, lo que le otorga ese inusitado y original carácter medieval.

Entre las novedades, Corrales Gaitán también ha destacado la remodelación del incensario, que remite al origen medieval de esta procesión.

La pieza, diseñada por el artesano José Manuel Rubio, está confeccionada en “hierro repujado, con detalles que imitan a la orfebrería de la Edad Media”.

También se ha cambiado la tapa original, por otra menor peso, así como en los cojines que portan los clavos y la corona de espinas.

En los últimos años se ha acrecentado la popularidad de la procesión, que tiene 4.000 personas en lista de espera para desfilar, "tanto que este año saldrán por primera vez siete hermanos que llevan esperando desde 1991", ha añadido Corrales.