De por sí el encuentro de Nuestra Señora de la Alegría y Cristo Resucitado es uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa. Los hermanos alzan ambas imágenes a los pies del Arco de la Estrella como si pareciera que ambos se fundieran en un fraternal beso. Este año ese momento puso los vellos de punta a los asistentes al escuchar de fondo cantar a parte del público y a los cofrades al ritmo de la agrupación musical Nuestra Señora de la Misericordia la canción de la resurrección.

La banda siempre entona esta canción con sus instrumentos pero por primera vez la cofradía de la Soledad y el Santo Entierro quiso ponerle letra. A la llegada de la comitiva a la plaza Mayor los cofrades repartieron al público unos recordatorios con de las dos imágenes, en cuyo reverso estaba escrita la letra. Pidieron colaboración para cantarla. Es cierto que solo unos pocos se animaron pero se escuchó, a pesar de ser la primera vez que se hacía. Después se soltaron las palomas y los globos blancos, que anunciaban la resurrección. Tras ello la plaza Mayor se fundió en un intenso aplauso.

Esta fue la principal novedad de la única procesión de ayer, con la que la Semana Santa cacereña se despidió hasta el próximo año. Es uno de los desfiles que más público congrega. Ayer cientos de personas se agolparon en la plaza Mayor para no perderse el momento de El Encuentro.

Lo más característico del desfile es que cada paso hace un recorrido diferente. Cristo Resucitado salió primero de San Mateo y llegó hasta la plaza Mayor pasando por la calle Ancha, Puerta de Mérida, Adarves y Arco de la Estrella. Por el camino se realizaron las catorce estaciones del Vía Lucis (desde que Jesús resucitó hasta que ascendió a los cielos). Nuestra Señora de la Alegría salió minutos después de la ermita de la Soledad. Este año estrenaba mantilla, color verde agua regalo de su camarera, Isabel Caballero. Pasó por la calle Hornos, Gallegos, San Juan y Gran Vía. Es una procesión en la que predomina el blanco, que simboliza la resurrección de Cristo.