Puede parecer una locura, pero engancha", dice Juan Pedro Gómez Sánchez (Cartagena), que viajará la próxima semana a China, concretamente a la ciudad de Anxi, para poder contemplar el día 22 el que ya es su noveno eclipse total de Sol.

Josep Ramon Noy (Barcelona), que lleva en su historial siete ocultamientos del mismo tipo, ha elegido Shanghái. El mismo número, siete, atesora en su memoria Miquel Serra-Ricart (Tenerife), cuyo destino será Chongqing, un área más alejada del bullicio y los tifones, como él mismo la define. Miembros de la Agrupación Astronómica de Sabadell irán a Suzhou. Otro grupo de catalanes va a Wuhán. Y ellos no son los únicos.

Es difícil precisar la cifra, pero aproximadamente 10.000 personas de todo el mundo, incluyendo más de 250 españoles, planifican sus vacaciones, aplazan otros compromisos y ahorran lo imposible para poder asistir a este fenómeno de la naturaleza que acontece, de media, entre seis y siete veces por década. "A muchos de los aficionados los conoces desde hace mucho, pero solo los ves cuando vas a los eclipses", insiste Noy. ¿Te vi en Zambia o fue en Libia? ¿No sería Bolivia o Australia? "Coincidimos en los aeropuertos", prosigue Gómez. Los orígenes son variados: hay muchos estadounidenses y franceses, pero también abundan los australianos, japoneses y canadienses, según relatan los cazaeclipses españoles. Muchos de ellos cargan con potentes equipos fotográficos para inmortalizar el momento y reunir material útil para futuras actividades.