El pasado 10 de diciembre, a eso de las cinco de la tarde (hora local), las autoridades guatemaltecas encontraron el cadáver del periodista Miguel Angel Amaya en Santa Elena, una pequeña localidad de la república centroamericana. Amaya apenas llevaba trabajando dos meses para una modesta radio llamada Sabana y no era, por tanto, ninguna institución en el país, pero su muerte supone la número 110 (la última hasta ahora), en lo que va del 2007, un año que tiene el dudoso honor de haber batido el siniestro récord de reporteros asesinados.

De acuerdo con los datos ofrecidos ayer por la Campaña Emblema de Prensa (PEC), un ente que agrupa a 35 asociaciones de más de 100 países, el curso que acabará en menos de dos semanas ha estado caracterizado, entre otras cosas, por una "profunda degradación de la libertad de prensa en el mundo".

La cifra de periodistas asesinados es un 14% mayor que en el 2006 (cuando murieron 96), pero si el número de decesos de este año se compara con el del 2005 (68 informadores perdieron la vida), la diferencia es nada menos que del 60%.

LA HECATOMBE Dos tercios de esos 110 periodistas fueron asesinados en zonas de conflicto, de las cuales la más peligrosa, con muchísima diferencia, es Irak. Por quinto año consecutivo, el país mesopotámico se sitúa a la cabeza de esta trágica lista: 50 reporteros murieron allí este año, un número que supera en 42 al siguiente en el recuento, Somalia, un lugar que, dijo el PEC, ha conocido un brutal deterioro de la seguridad para los periodistas, pues el número de profesionales asesinados pasó de uno a ocho entre el 2006 y el 2007. El informe de la organización de defensa de la libertad de prensa asegura que "desde la intervención de Estados Unidos y Gran Bretaña en Irak, en marzo del 2003, al menos 250 periodistas han perdido la vida. Nunca antes un conflicto había causado semejante hecatombe entre los medios de comunicación".

Tras Irak y Somalia se sitúan Sri Lanka (siete asesinados), Paquistán (cinco), Afganistán y Filipinas (cuatro en cada país), y, con tres decesos de reporteros, Haití, Colombia y México. El único país europeo en el que falleció un periodista este año fue Rusia: la muerte a tiros de Anna Politkóvskaya, una de las voces más críticas con las políticas del presidente Vladimir Putin, recorrió el mundo.

Ante la gravedad de la situación recogida en su propio informe, el PEC, a través de su presidenta, Hedeyat Abdel-Nabi, anunció ayer que ha lanzado una consulta mundial con el objetivo de redactar un proyecto de tratado internacional sobre la protección de los periodistas en zonas de conflicto y violencia. La iniciativa, por el momento, ya ha sido transmitida a todos los estados miembros de la ONU.