La Audiencia de Girona ha condenado a 19 años de cárcel a Marcelo Ruiz Ospina por el asesinato de su hija de 18 meses en noviembre del 2011 en la capital gerundense. El tribunal le ha aplicado un agravante de parentesco porque considera que se aprovechó de la confianza que le tenía la pequeña por ser su padre y un atenuante de confesión porque fue él mismo quien llamó al 112 para confesar el crimen.

Durante el juicio, el abogado de Ruiz Ospina, Jordi Colomer, alegó que su defendido había sufrido un trastorno mental, ya que, según la versión del condenado, perpetró el crimen porque estaba "poseído" por el diablo y oía voces que le ordenaban que matara a su hija. El acusado llegó a decir que la decapitación de su hija, que llevó a cabo con un cuchillo de cocina, era un "sacrificio satánico" que le había exigido el demonio para poder controlar el alma de la niña.

El jurado popular consideró culpable a Ruiz Ospina por unanimidad y concluyó que en el momento de los hechos no sufría ningún trastorno, tal y como declararon los psiquiatras forenses que testificaron en el juicio. La defensa ha anunciado que recurrirá la sentencia.