En apenas dos meses y medio, desde la aprobación de la Ley de Igualdad, unos 20.000 hombres han solicitado el permiso de paternidad, frente a los 5.700 que lo hicieron en todo el 2006, informó hoy la secretaria general de Políticas de Igualdad, Soledad Murillo. Durante unas jornadas de CCOO sobre los planes de igualdad en las empresas, Murillo atribuyó a la existencia de esta ley el incremento sustancial de estos novedosos permisos independientes del de la madre (quince días de duración).

En cuanto a la negociación de planes de igualdad en las empresas, la secretaria general previó "un escenario difícil" debido a que las empresas de menos de 250 trabajadores no están obligadas a adoptarlos y a que los empresarios consideran la igualdad "un comodín" para justificar la falta de acuerdo en los convenios colectivos.

A pesar de esta "alerta roja", Murillo aseguró que ya hay empresas que "se están poniendo a trabajar" para asumir este "reto" de conseguir la igualdad efectiva entre trabajadores y trabajadoras. La secretaria exigió que no se piense en las mujeres como "minoría" ni como personas que tienen especiales dificultades para entrar en el mercado de trabajo, y que no se conciba la igualdad como la solución de los problemas de las mujeres.

En este sentido, aseguró que el "tiempo cautivo" por posibles responsabilidades familiares no tiene que constituir un prejuicio en la elección de un hombre o una mujer para un puesto de trabajo, pues deben ser responsabilidades compartidas. Murillo explicó que el tiempo es hoy día el principal capital, pero dijo que está distribuido de manera desigual y que no siempre coincide que la persona que dispone de más tiempo sea la que más talento posee.

Recordó que el 80 por ciento de las mujeres que dejan su puesto de trabajo lo hacen para cuidar a familiares y que muchas empresas han tenido bajo sospecha a mujeres porque vivían situaciones de responsabilidad y cuidado de personas de su entorno. La responsable de políticas de Igualdad del Gobierno sostuvo que no hay que considerar la igualdad en términos morales o de justicia, sino de resultados y de competitividad, de talento y capital humano.

Para Murillo, la verdadera evaluación de la Ley de Igualdad será el número de planes que adopten las empresas para garantizar las mismas oportunidades laborales a hombres y mujeres. Además, pidió a los sindicatos que convenzan a las empresas de que la contratación o promoción de mujeres es una ventaja y de que la igualdad no sólo es conciliación, sino también erradicación de diferencias en los salarios, en los ascensos y en los comités de dirección.