La Comisión Europea (CE) propuso hoy obligar a que España cubra el 20 por ciento de su consumo total de energía con fuentes renovables de aquí a 2020, más del doble de lo que representan en la actualidad. La propuesta se enmarca en un paquete de medidas presentadas por Bruselas para combatir el cambio climático en los próximos años mediante la reducción de las emisiones de gases contaminantes y el fomento de las energías renovables.

El objetivo de la CE es lograr que en 2020 las energías renovables representen el 20 por ciento del consumo europeo, tal y como acordaron el pasado mes de marzo los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete.

Para ello, Bruselas ha asignado diferentes objetivos obligatorios para cada país, que permitirían al conjunto de la Unión pasar del 8,5 por ciento que las renovables representan actualmente en el 'mix' energético comunitario al 20 por ciento.

En el caso de España, que contaba en 2005 con un 8,7 por ciento de renovables, el objetivo se fija en un 20 por ciento, cifra con la que a priori estaba de acuerdo el Gobierno. Mientras, Francia deberá alcanzar un 23 por ciento (frente al 10,3), Alemania deberá aumentar el uso del 5,8 por ciento al 18%, el Reino Unido tendrá que pasar del 1,3 por ciento al 15 por ciento e Italia del 5,2 al 17 por ciento.

Los objetivos absolutos más ambiciosos corresponden a Suecia, que deberá tener un 49 por ciento de renovables en 2020, Letonia (42%) y Finlandia (38%). En el otro extremo estarán países como Malta y Luxemburgo, que actualmente apenas cuentan con fuentes renovables, y a los que se les requerirán objetivos en torno al 10 por ciento.

Si las propuestas de la CE son aprobadas, cada Estado miembro deberá elaborar un plan de acción en el que detalle cómo tiene previsto alcanzar sus metas y cómo evaluará los progresos. Finalmente, y ante el rechazo de países como España y Alemania, la CE no impondrá la creación de un mercado de títulos de energías renovables que permitiría a los estados que superen sus objetivos mínimos vender certificados de renovables a otros con más dificultades para conseguirlos.

La propuesta del Ejecutivo comunitario establece que los países podrán mantener sus planes nacionales de fomento de las energías renovables y, si lo desean, vender certificados de renovables a socios con más dificultades para producir este tipo de energía.