Seguir al actual ritmo de pérdida de biodiversidad acabará costándole a la Unión Europea (UE) unos 50.000 millones de euros anuales, advirtió ayer el comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, en la presentación de la nueva estrategia para detener, o al menos mitigar, en el horizonte del 2020, el incesante goteo de especies animales y vegetales amenazadas con desaparecer. El anterior plan europeo para mantener la diversidad de los ecosistemas en Europa fracasó, reconoció Potocnik, con lo que el ritmo de extinción de las especies ha alcanzado un nivel "sin precedentes", admitió.

El 25% de las especies animales --mamíferos, reptiles, anfibios, pájaros y mariposas-- están en peligro de extinción, según la Comisión Europea. Por ejemplo, la población de mariposas se ha reducido en un más de un 70% desde 1990. El 88% de los recursos pesqueros europeos está asimismo sobreexplotado o fuertemente reducido.

ESPECIES INVASORAS DAÑINAS La supervivencia del 22% de las especies autóctonas europeas está además amenazada por la presencia, cada vez más agresiva, de especies ajenas procedentes de otros ecosistemas. Estas causan anualmente unos perjuicios económicos de 12.500 millones anuales en toda la UE, precisó el Ejecutivo comunitario.

Solo el 17% de los hábitats y especies protegidas por la legislación europea están en un estado de conservación favorable, indicó Potocnik, mientras que la mayoría de los ecosistemas están degradados y no pueden suministrar la cantidad y calidad suficiente de agua y aire limpios.

Potocnik recordó que la polinización, que realizan los insectos y que "está reduciéndose gravemente en Europa", cuesta 15.000 millones de euros anuales, un impacto económico y ecológico clave para el desarrollo de la agricultura. Un porcentaje muy elevado de los beneficios de la industria farmacéutica y cosmética dependen de la biodiversidad, señaló también la Comisión Europea (CE).

La estrategia fija seis objetivos prioritarios: la plena aplicación de la legislación europea de protección de la naturaleza y las reservas naturales, la recuperación de los ecosistemas mediante el fomento de infraestructuras verdes, una actividad agrícola y forestal orientada al largo plazo y la durabilidad, la protección de los recursos pesqueros, la lucha activa contra las especies invasoras y una actuación concertada a nivel mundial.