Ser murguero tiene mérito, pero mantenerse dando la murga 25 años tiene guasa. No son muchas las murgas que han conseguido llegar al cuarto de siglo como acaba de hacer Los Agüitas, toda una institución en el Carnaval de Badajoz. Esta murga, como Ad Libitum, El Nombre da Igual y otras, forma ya parte de la historia de Badajoz. Con la chispa que les caracteriza, Los Agüitas han glosado las luces y las sombras de la ciudad y han ´castigado´ con su sátira y su ironía a políticos, príncipes e infantas y personajes del corazón .

"Todo comenzó una noche de invierno de 1983 cuando el grupo de amigos que solíamos salir a tomar copas decidimos crear una murga", relata Angel González, conocido por su grupo como el abuelo , uno de los fundadores de esta murga. "¿El nombre?. Se han dicho muchas cosas sobre él, pero se puso porque uno que estaba en el grupo, Pedro, que era militar, estaba siempre con la palabra ´agüita´ en la boca. Era el grito de fiesta que pronunciaban en su regimiento cuando rompían la formación después de la instrucción, significaba que se podían ir de fiesta, y él siempre lo decía", explica este maestro del colegio Juan Vázquez.

El primer año fueron a los almacenes La Paloma y compraron 16 trajes a 300 pesetas cada uno. "Ibamos de músicos de jazz y la ropa que nos compramos tenía historia, en la etiqueta de los trajes ponía 1945", recuerda. "Cogimos como músicos a tres soldados de la banda del cuartel de Sancha Brava, les habían dado tres días de permiso y se lo pasaron en grande".

Después de aquella experiencia, el vestuario de Los Agüitas ha resultado cada año tan divertido como sus letras. Fueron de bandoleros, de meninas de Velázquez, de drag queen, de la duquesa de Albal,... el pasado año se vistieron de peluqueras y este año han sorprendido en el Concurso de Murgas de Badajoz de hombres invisibles.

Han participado todos los años en el concurso excepto en 1996 y en el 2006. "Fueron dos años que no subimos a cantar porque tuvimos en el grupo muchos nacimientos de niños y por motivos laborales".

Tras los concursos, han vivido duros ensayos y cientos de anécdotas divertidas. "Desde hace unos años, nos desplazamos en furgoneta y montamos un buen cachondeo. Como desde dentro no vemos bien, el conductor para y dice: ya hemos llegado, y de pronto nos vemos a la puerta del cementerio, o en circunvalación ante un grupo de prostitutas", comenta. Angel González resume la historia de Los Agüitas como "25 años muy divertidos, que nos gustaría volver a repetir", porque en este tiempo, según afirma, han ganado dos importantes trofeos: sentir el cariño de los pacenses y momentos inolvidables de diversión.