Unos 2.000 millones de personas de más de 60 años y otros 400 millones de más de 80, lo que supondrá el 26,2% del total mundial, vivirán en la envejecida Tierra en el 2050 en caso de que se cumplan proyecciones presentadas ayer por las Naciones Unidas. El envejecimiento, claro está, será algo más relativo que actualmente porque la esperanza de vida al nacer, incluyendo los países más pobres, llegará a los 75 años y la edad media del planeta se situará en 39. En Japón, que encabeza todos los indicadores, una persona de 55 años se encontrará justo en la mitad: no será ni viejo ni joven.

Según la llamada variante media calculada por la División de Población de la ONU, el censo mundial seguirá creciendo, pero a un ritmo cada vez más lento, hasta alcanzar los 9.200 millones en el año 2050, lo que supone 2.500 millones más que actualmente. En cualquier caso, las incertidumbres son enormes: si los países en desarrollo imitan con rapidez las tendencias demográficas de los más ricos (variante baja), la población en el 2050 será de 7.790 millones, pero si el mundo sigue creciendo al ritmo de hoy en día (variante tendencial), entonces se llegará a 11.858 millones.