Isabelle Caro --tiene 27 años, mide 1,65 metros y pesa 31 kilos-- quiere ser actriz. De teatro, para ser más exactos. Es la joven anoréxica que protagoniza la polémica campaña de la marca de moda No.l.ita. De momento, de la mano del aún más polémico fotógrafo Oliviero Toscani, ya es famosa. Hoy sale a la venta la versión italiana del último número de Vanity Fair , donde Caro cuenta su historia, cómo la obsesión por hacer feliz a su madre la llevó a controlar obsesivamente su peso y por qué ahora ha decidido posar desnuda. "He estado escondida durante demasiado tiempo. Ahora quiero mostrarme sin miedo, aunque me repugne mi cuerpo. El sufrimiento psicológico y físico que he sufrido solo tendrá algún sentido si puede servir de ayuda a quien ha caído o tiene la tentación de caer en la trampa de la que yo estoy intentando salir", narra.

No cuenta grandes novedades. Más o menos, lo mismo que otras tantas jóvenes que han caído en el drama de la anorexia. "Como muy poco, casi nada, pero he dejado de vomitar. Empiezo a distinguir el sabor de las cosas. He probado un helado y estaba buenísimo", explica en la misma entrevista. La diferencia en esta ocasión es el esquelético posado de la muchacha, oportuno además porque los carteles publicitarios han tomado las calles de Italia coincidiendo con la celebración de la pasarela de Milán, donde desfilan modelos de pocos kilos más que Caro.

La cuestión es que la joven ya es famosa. Toscani, no digamos. Siempre se recordará de él la imagen del enfermo de sida a punto de fenecer. Y a partir de ahora, también la de la anoréxica, en sus dos versiones, de frente y de espaldas. Pero la campaña, lejos de recibir felicitaciones, está desencadenando un torrente de críticas.

"Desde la salud mental, la foto resulta desagradable pero provoca que la miren porque es morbosa: si anunciaran esa ropa a través de una chica guapa, normal, nadie se lo miraría. Desde la mente de una chica afectada, resulta que el cuerpo de la foto es el que ella idealiza, admira y desea. El hecho de que esté en todas las vallas aún lo hace más atractivo a sus ojos". Es el aviso de Montse Sánchez, del Instituto de Trastornos Alimentarios de Barcelona.

No está previsto, en principio, que la campaña cruce fronteras. En Italia, por ejemplo, Corriere della Sera rechazó publicar a doble página el anuncio, como sí hizo, en cambio, su competidor La Repubblica . Pero, por si No.l.ita decide exprimir más el limón, ya se han descolgado teléfonos más allá de los Alpes. En Francia, la Oficina de Verificación de la Publicidad hizo saber ayer que desaconseja "del todo" la difusión de los carteles de la joven anoréxica, que, además, es francesa. El temor de la oficina puede no ser infundado, pues tras la pasarela de Milán llega el turno de los desfiles de prªt-à-porter de París.

La espuma, en resumen, algún día bajará. Será entonces el momento de hacer balance de lo acontecido, del impacto positivo o negativo de la campaña, de indagar qué fue de Isabelle Caro y su carrera teatral, y de su propósito de tener hijos. Hoy por hoy, solo hay un claro vencedor: Toscani.