Un 37% de los ciudadanos de la UE preferiría ser empresario antes que empleado si pudiera elegir, según constata un Eurobarómetro publicado este miércoles por la Comisión Europea para evaluar la cultura empresarial en la UE. En el caso de España, esta proporción se sitúa ligeramente por debajo, en el 35%, puesto que un 62% de los españoles preguntados responde que si pudiera elegir optaría por ser asalariado antes que empresario, una cifra algo mayor que la media europea, que se queda en un 58 %.

España es el único país en el que una mayoría de encuestados (55 %) explica que el mayor freno que ve para emprender un negocio es el riesgo de perder su casa o una propiedad si la empresa no prospera, mientras que en el resto de países de la Unión Europeas las mayores reservas tienen que ver con el miedo a que el negocio quiebre.

En general, desde el comienzo de la crisis económica, la popularidad del empresario ha caído en el conjunto de la Unión Europea, en donde el 37 % querría ser empresario en 2012, frente al 45 % que contestó lo mismo en 2009.

Preguntados por la opinión que tienen de la figura del empresario, el 87 por ciento de los europeos ve al emprendedor como un "creador de empleo", pero el 57 por ciento cree que se aprovecha de los trabajadores a su cargo.

Con estos datos en la mano, Bruselas ve necesario "un cambio cultural profundo" para que "el ciudadano empresario sea el protagonista" y cuente con un entorno favorable para crear un negocio y lo desarrolle, según ha explicado en rueda de prensa el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Industria, Antonio Tajani.

Para ello, el Ejecutivo comunitario presenta un nuevo plan de acción con el que apoyar a los emprendedores, como motor para la recuperación económica y la creación de empleo, que se apoyará en tres pilares: "la educación y formación, retirar los obstáculos burocráticos y estimular la creación de nuevas empresas".

Además, prevé medidas específicas para favorecer el emprendimiento entre los grupos más afectados por los altos índices de desempleo, como los jóvenes, las mujeres, los mayores y los inmigrantes.

Bruselas también plantea en su plan de acción que se cree un mercado europeo de la microfinanciación y se simplifiquen las estructuras tributarias para que las pymes puedan recibir fondos de la inversión privada directa, por ejemplo con minioblicaciones y financiación colectiva.

Otra idea del plan de acción es que los Estados miembros apoyen con mayores recursos a las nuevas empresas en el periodo "crítico" de los primeros cinco años de existencia, cuando fracasan cerca del 50 % de las nuevas empresas.

La Comisión, además, plantea la necesidad de facilitar las transferencias transfronterizas de empresas para evitar la desaparición de negocios y puestos de trabajo, así como favorecer las "segundas oportunidades" a empresarios que han sufrido una quiebra, para ayudarles a resolver sus dificultades financieras.