Ni masivo ni cívico. Los organizadores del botellón de Girona no consiguieron congregar a todos los participantes que esperaban la noche del viernes. Aspiraban a ser 5.000, pero se quedaron en 300. Y tampoco lograron evitar los incidentes violentos en el centro de la ciudad. El enorme despliegue policial sirvió para disuadir a muchos jóvenes y para detener a 37 personas, los supuestos autores de los destrozos en comercios, entidades bancarias y diverso mobiliario urbano.

La noche había comenzado con un registro minucioso de los coches de los jóvenes que accedían a la zona de la Devesa. La Policía Local de Girona pretendía evitar que los participantes llegasen al sector de la Copa --donde se instalan las concurridas barracas durante las Fires de Sant Narcís, en octubre-- con alcohol. Por este motivo requisaron todas las botellas que hallaron en los vehículos. Sin embargo, muchos chavales, unos 300, lograron instalarse en el descampado de tierra de la Copa.

HOGUERAS DE BASURA Tras horas de idas y venidas de los jóvenes, y bajo la atentísima mirada de un centenar de efectivos de los Mossos d´Esquadra y la policía local, un grupo arrastró al resto al centro de la ciudad. En ese momento, y como sucedió la semana pasada en Barcelona, los violentos aprovecharon la aglomeración en la calle de Santa Clara para romper los cristales de varias tiendas. También lanzaron una señal de tráfico contra la puerta de una oficina de La Caixa.

Sobre las dos de la madrugada, trasladaron los disturbios a la sede de la subdelegación del Gobierno central en Girona, en la avenida de Jaume I. En este punto tumbaron algunos contenedores de basura --que estaban prácticamente vacíos--, lanzaron bolsas de residuos a la fachada del edificio e hicieron pequeñas hogueras. La brigada móvil de los Mossos d´Esquadra cargó contra el centenar de jóvenes que se congregaban ante la subdelegación y detuvo a 37 de ellos.

Fuentes de la policía autonómica explicaron que ayer por la mañana habían dejado en libertad a uno de ellos y que a otros cuatro, que eran menores de edad, los habían entregado a sus padres. El resto pasaron a disposición del juez. 15 chicos quedaron libres con cargos. Los 17 restantes no habían declarado al cierre de esta edición.

El Ayuntamiento de Girona, por boca del concejal de Seguridad tat Ciudadana, Rafael Mas, se mostró satisfecho de la actuación policial. "No se podía permitir que causasen destrozos. La coordinación entre policía y mossos y la contundencia de su intervención han logrado que daños mínimos", opinó.