Casi el 40% --exactamente, el 39%-- de los varones españoles que tienen 28 y 29 años continúan viviendo en casa de sus padres. El porcentaje de las mujeres es algo inferior y se sitúa en el 28%, según un estudio del Instituto de la Juventud (Injuve), dependiente del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

El informe apunta que casi siete de cada diez jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años --el 69%-- siguen sin independizarse. El dato es altísimo, pero lo era mucho más hace cuatro años, cuando el porcentaje de los que estaban viviendo bajo el techo paterno alcanzaba el 77%.

El estudio afirma que al 67% de los jóvenes que todavía conviven con sus progenitores les gustaría irse. Sin embargo, se encuentran con tres barreras: terminar los estudios, conseguir un empleo y tener pareja.

UNA NEGOCIACION Los autores del informe destacan que los padres que siguen manteniendo a sus hijos se encuentran en "una crisis de significados" y "no saben orientarlos", sino que "apuestan por la negociación". Es decir, al final optan por "dejar hacer a cada uno lo que quiera porque es más barato y efectivo".

A pesar de que tener ingresos fijos es una de las bases para abandonar la casa paterna, el 45% de los varones mayores de 24 años con un empleo estable todavía no se han independizado. Por otro lado, tener pareja estable es otro de los pilares para irse de casa. Más de la mitad de los jóvenes con edades comprendidas entre los 25 y 29 años que todavía viven con sus padres no tienen compañero sentimental.

MENOS ESTUDIANTES El estudio dedica un capítulo a la inmigración y recuerda que en España viven un total de 816.721 jóvenes extranjeros, de los que 450.000 tienen papeles. Estos suponen un 5% respecto a la cifra total de jóvenes en España: algo más de 9,1 millones. Ecuador, Marruecos y Colombia son los principales países de origen.

En el apartado educativo, destaca que la presencia de estudiantes en los colegios --sobre todo, en los públicos-- ha crecido de forma espectacular en 10 años. En el curso 1992-93, el porcentaje era del 0,5% mientras que en el 2002-03 llegó el 4,4%.

Los datos, sin embargo, advierten de un descenso de la evolución de la proporción de estudiantes entre los jóvenes. En 1996, era del 55% mientras que en el 2004, es del 45%. Según el profesor Domingo Comas, uno de los autores, la bajada se debe a dos factores: "Las dificultades para retener a los jóvenes en el sistema educativo y el hecho de que la sociedad española está más preocupada por el empleo que por los estudios".

Respecto al trabajo, la tasa de actividad de los jóvenes inmigrantes es del 76%, 12 puntos superior a la de los españoles. Los autores del estudio afirman que, lejos de sentirse de paso en el país de acogida, los extranjeros menores de 30 años tiene "motivación" y "sentimiento de arraigo" ya que muchos piensan en "montar un negocio".

Los jóvenes inmigrantes dedican a la semana 24,2 horas al ocio, frente a las 28,4 de los españoles. Las principales distracciones son escuchar música, ver la televisión, salir con los amigos, escuchar la radio, leer diarios, ir al cine, descansar y leer libros. Se trata de las mismas actividades, aunque en orden diferente, que realizan los jóvenes españoles.