Giovannino (Juanito) tiene ahora, y por el momento, 40 madres y 10 padres adoptivos, aunque sea a distancia, y otros se están añadiendo en estas horas. Sus padres biológicos le abandonaron en el Hospital Santa Ana de Turín hace cuatro meses y cuando, de acuerdo con la ley, el tribunal de menores le ha declarado adoptable, se ha disparado una pequeña carrera nacional de solidaridad para cuidar de él.

Giovanni está enfermo de ictiosis arlequín, una patología tan rara que no existe un banco de datos internacional sobre ella, aunque los médicos estiman que afecta al menos a un bebé de cada millón. La piel es tan fina que se rompe, provocando placas que se rasgan, impidiendo la hidratación y la regulación de la temperatura y causando infecciones. El simple movimiento de la boca cuando chupa el biberón o la misma respiración pueden quebrarle la piel. Ningún análisis durante el embarazo había detectado la patología y los médicos consideran que, tras cuatro meses de vida, "ha superado la fase más crítica".

La causa de la ictiosis es "una mutación en el ADN que se manifiesta en el cutis", explica la profesora de genética, Sabrina Giglio, que en toda su carrera ha visto solo dos casos. La enfermedad, que requiere una asistencia continua que consiste principalmente en ungüentos y cremas aplicados varias veces al día, se hereda de unos padres que sean portadores sanos.

CINCO KILOS DE PESO

Generalmente estos bebés mueren a los pocos días o semanas de nacer. Giovannino ha superado el diagnóstico fatal. Además, no presenta problemas neurológicos o motores y ya alcanzado los cinco kilos de peso.

Médicos y enfermeras del hospital se turnan para cogerle en brazos, pasearle por los pasillos, hacerle escuchar música. La clásica no le gusta y prefiere otros géneros, desde las bandas sonoras de Disney a las canciones de moda.

Cuando la posibilidad de adoptarle se hizo pública, la centralita del departamento pediátrico empezó a recibir llamadas y correos continuos. La mayoría son personas mayores que se ofrecen como abuelos, otras que desean enviar dinero o ropa y también hay quienes se declaran dispuestos a adoptarlo. El cotolengo ciudadano también se ha manifestado dispuesto a aceptarlo, aunque sus responsables reconocen que "sería mejor que estuviese con unos padres". La prensa italiana insiste en explicar que una adopción de Giovannino no es sencilla, porque los nuevos padres deberían tomarlo como "una misión".

REPRODUCCIÓN ASISTIDA

Giovannino es fruto de una reproducción asistida, porque sus padres querían intensamente un hijo. Sin embargo, al nacer y darse cuenta de su estado de salud, le abandonaron en el hospital, circunstancia que la ley permite en cualquier caso y de forma anónima.

Paolo Di Paolo, autor de novelas, ha escrito una historia parecida sobre tres parejas. Ante un hecho como el de Giovannino, considera que no puede quedarse solo con la pregunta "¿por qué?" y "señalar con el dedo" o acusar a esos padres. El autor se pregunta si es vileza, pero la descarta por tratarse de "una simplificación". "No existe nadie que pueda decir algo que sea definitivo sobre aquel dolor" de los padres, señala, antes de desear que la "segunda oportunidad" que se le presenta a Giovannino "sea más generosa que la genética".

Se trata de la misma conclusión que reflejan los escritos de los cronistas de Turín: "Nadie en la ciudad se atreve ahora a juzgar a aquella madre y aquel padre que se han echado atrás".