Probar la resistencia del ser humano ha sido una constante en la historia universal y por eso para José Barriga, un cacereño de 40 años, correr 42 kilómetros no es suficiente y ha decidido que quiere hacerlo sobre la ardiente arena de desierto del Sahara, donde el 22 de febrero participará en el Sahara Marathon.

Pero lo que comenzó siendo solo un reto de correr un maratón "más duro" que en los que ha participado hasta ahora, se ha convertido en un deseo de conocer cómo es la existencia de los cerca de 200.000 refugiados saharaui que malviven en el Tindouf, Argelia, desde hace más de tres décadas.

"Lo principal, que era correr una carrera un poco más fuerte, pasa a un tercer o cuarto plano. Inicie esto solo por afán de superación, pero ahora quiero conocer al pueblo saharaui, cómo viven, convivir con ellos y ver la sonrisa de los niños, que tiene que ser maravillosa", explica. Y añade que esta experiencia será un "baño de humildad para los que nos quejamos mucho pero que tenemos cubiertas todas nuestras necesidades básicas".

Durante los siete días que esté en el Tindouf, José Barriga, al que acompañará su esposa, compartirá la misma comida de una familia saharaui, dormirá en su haima y conocerá cómo es su día a día, sus penas y alegrías, sus necesidades y sus recursos.

Porque el Sahara Marathon es más que los 42 kilómetros de la carrera. Con las aportaciones de todos los corredores (la inscripción cuesta unos 850 euros) y el dinero que se pueda recaudar de particulares o instituciones se pretende realizar varios proyectos entre los que se encuentra la finalización de un centro juvenil. Barriga ha solicitado al Consorcio Cáceres 2016 que aprovechando su viaje puede hacer alguna donación, como hace por ejemplo Córdoba 2016, que patrocina la presencia de varios corredores.

Una de las prioridades de la organización es impulsar la práctica deportiva, además de financiar proyectos de ayuda humanitaria y la concienciación internacional ante la realidad de este pueblo refugiado y sus reclamaciones.

Para Barriga, que ha corrido maratones en Badajoz --donde volvió a participar ayer, aunque solo corrió la mitad de la prueba--, Madrid, Roma o Estocolmo, está será la primera incursión en una prueba en el desierto. Sabe que será duro y por eso se está preparando a conciencia, haciendo muchos kilómetros y mentalizándose para los 7.000 rompedores metros que hay que hacer sobre las dunas, subiendo y bajando la ardiente arena del desierto, que por suerte, en esta época del año, registra solo unas temperaturas de entre 28 y 30 grados.

Este maratón ya conoce los colores extremeños, pues el torrejoncillano Pedro José Hernández lo ganó hace dos años. El reto de José Barriga es mucho más humilde: "Solo quiero terminar".