Cuándo parará de entrar fuel en nuestras playas?" Es la pregunta que se hacen cada día en las localidades costeras de toda la franja cantábrica, nueve meses después de que el Prestige desatara el desastre ecológico. El Gobierno aún no tiene la respuesta.

El conselleiro de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia aseguró esta semana que "ni yo ni la ministra somos adivinos ni podemos mirar en la bola de cristal si el chapapote seguirá afectando a los arenales". El Ejecutivo no tiene ninguna estimación de cuánto petróleo queda en el mar aún, pero la Fundación Azti, uno de los organismos científicos que asesoran al Gobierno Vasco en el caso Prestige, ha hecho un estudio en el que concluye que unas 5.000 toneladas de hidrocarburo amenazan todavía la costa cantábrica. Esta entidad se basa en los datos oficiales de vertido y recogida de residuos para realizar su estimación.

RECOGIDA MANUAL

Lo aconsejable sería retirar el fuel antes de que llegue a la costa. La dificultad está en que se encuentra muy disperso y en pequeñas fracciones, lo que hace casi imposible recuperarlo en el mar a gran escala. Los buques anticontaminación no son efectivos en la recogida de este tipo de galletas, por lo que hay que optar por recursos más artesanales. Lo que mejor funciona, según todos los estudios, son los métodos que emplearon los propios pescadores para recoger el petróleo en los momentos de mayor crisis: embarcaciones pequeñas dotadas de aparejos de pesca, trueles y capazos, adaptados para la recogida manual de los fragmentos de chapapote.

Este es el sistema por el que se ha decantado el Ministerio de Fomento, que ha decidido dotar el litoral cantábrico con 13 nuevas lanchas diseñadas para esta función. El Gobierno presentó el fin de semana en Galicia cuatro de estas embarcaciones, manejadas por un patrón y un marinero con la posibilidad de incorporar un tercer tripulante. Los botes operarán muy cerca de las orillas de las playas más afectadas, donde han demostrado ser efectivos.

De esta manera, las autoridades esperan neutralizar la mayor parte de fuel que permanece en el mar, mientras actúan en los restos hundidos del Prestige para que no sigan arrojando fuel. En los trabajos realizados la semana pasada, los submarinos contratados por Repsol lograron sellar totalmente la proa del petrolero, que contiene el 90% de la carga que aún queda en las bodegas. A lo largo de esta semana los técnicos esperan sellar las grietas de popa, por las que manan unos 300 kilos diarios. Si lo consiguen, el buque dejará de verter fuel casi nueve meses después de su hundimiento.

TRATAMIENTO CON BACTERIAS

El siguiente paso será comprobar si funciona el sistema ideado por la petrolera española para recuperar el fuel del pecio. La primeras bolsas están listas y en la segunda quincena de agosto podría tener lugar la primera prueba de extracción por gravedad del combustible.

Aunque el método funcione tal y como está previsto, no será posible retirar todo el petróleo de las bodegas del barco hundido. Está ya en estudio la posibilidad de tratar los restos de hidrocarburo con bacterias.

La gran dificultad a las que se enfrentan los técnicos es la de encontrar bacterias que sobrevivan a los 4.000 metros de profundidad donde se encuentra el Prestige.