En 1960, las mujeres de Acción Católica lanzaban la primera campaña contra el hambre. Así nació Manos Unidas, una organización no gubernamental para el desarrollo, católica y seglar, que acaba de cumplir 50 años. Para conocer quiénes son y, sobre todo, cuál es el trabajo que realizan, permanecerá abierta hasta final de mes una exposición en el centro cultural Las Claras de Plasencia.

Es una muestra de 25 paneles que busca acercar la realidad de países del Tercer Mundo de Africa, Asia y América Latina. "Esta exposición pone ante nuestros ojos una realidad que nos empeñamos en desconocer. No queremos ver. Así podemos vivir más tranquilos. Alguien ha dicho que peor que la injusticia de los malos es la pasividad de los buenos, la falta de sensibilidad y compromiso". Lo dice Marina Cano, delegada diocesana de Manos Unidas y que ha querido destacar a quienes han hecho posible que Manos Unidas cumpla sus bodas de oro: los voluntarios.

"Este es un gran proyecto de personas que han elegido la opción por los pobres como compromiso y el voluntariado como un estilo de vida". Son muchos en la diócesis placentina, la mayoría mujeres, aunque los hombres se han ido incorporando.

Su labor es la misma que la de aquellas mujeres de Acción Católica. "denunciar el drama humano de los pobres que mueren de hambre, ayudar a la sociedad a tener conciencia del escándalo del hambre y reunir recursos para impulsar las acciones necesarias".

Con esta filosofía empezaron a desarrollar y financiar proyectos en La India y ahora están presentes además en Africa y América Latina y no dejan de ayudar en situaciones de emergencia, como en el caso de Haití.

¿Su objetivo? Cubrir las necesidades básicas de personas que en muchos casos son analfabetas, no tienen acceso al agua potable o a la sanidad o no saben cómo aprovechar sus propios recursos. Por eso y como explica Marina, Manos Unidas ha puesto en marcha proyectos agropecuarios, sanitarios, educativos y de promoción social y promoción de la mujer, entre otros.

Sus resultados se hacen visibles en los paneles de la exposición. Por eso, Marina destaca que esta muestra "ilustra algunas de las carencias más representativas, pero quiere ser también una expresión de esperanza, viendo los frutos conseguidos con el esfuerzo de unos y otros. Los protagonistas de cada imagen son un ejemplo de algún pequeño o gran logro".

Advierte además que no debemos mirar a estas personas "como incapaces y dependientes sino como sujetos con capacidades, derechos y deberes, dotados de talentos y recursos para salir de su situación con la solidaridad activa de los demás".

Manos Unidas se inspira en los principios de la doctrina social de la Iglesia, pero el obispo de la diócesis, Amadeo Rodríguez, ha destacado que a los voluntarios "no se les pide el carnet de identidad de su fe ni su labor es evangelizar sino a servir al hombre, sus necesidades materiales. Este es un instrumento de solidaridad, para cambiar el mundo".

También la alcaldesa placentina, Elia Blanco, ha elogiado la muestra porque "invita a la reflexión en este mundo individualista. Invito a la gente a que pase por aquí y reflexione sobre sus necesidades. A lo mejor sacamos la conclusión de que no necesitamos tantas cosas materiales".