Aún de noche y con sumo sigilo se puso en marcha ayer un dispositivo policial contra el robo de cobre sin precedentes en Catalunya. Por tierra, con decenas de agentes efectuando registros en nueve domicilios de Barcelonal --muchos de ellos sobreocupados--, pero también por aire, con un helicóptero surcando el cielo bruno que se vislumbraba desde la confluencia de las calles de la Agricultura y de Cristóbal de Moura, epicentro de la operación policial.

A las cinco y media de la mañana la policía catalana irrumpía en los domicilios de los sospechosos, todos ellos presuntamente vinculados a una organización criminal jerarquizada que se dedicaba a robar, tratar, fundir y vender el metal. A pesar de que los agentes irrumpieron en las viviendas echando abajo las puertas, en el interior trataron de actuar con cuidado por la presencia de niños, según la versión policial.

La redada, que contó con la intervención de 180 agentes, se saldó con 52 detenidos (50 hombres y dos mujeres) y una veintena de vehículos requisados, en su gran mayoría furgonetas cargadas de cobre estacionadas en los alrededores de la zona. También fueron confiscadas numerosas plantas de marihuana.Los detenidos dormían cuando los mossos se les echaron encima. Ninguno se opuso con violencia a su detención. Algunos con los rostros escondidos, otros con aparente indiferencia, los sospechosos fueron trasladados por los agentes a los furgones policiales. José Luis García, vecino del barrio, indicó que la gente "ya se olía que pasaba algo con el cobre . Según García, se habían recogido más de mil firmas en protesta por la chatarra que los detenidos solían acumular en las calles.