Si alguien no conoce Madrid, la boda del Príncipe puede ser una oportunidad para hacerlo. Eso sí, que quede claro que el Madrid que ese día mostrarán las televisiones será el más castizo, el más folclórico, el que termina en z y no en d . De momento, las teles ya están negociando un buen balcón en el que apostarse.

Una vez convertidos en marido y mujer, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz realizarán un paseíllo por el centro de la capital. ¿Qué se encontrarán a su paso, además de miles de ciudadanos aplaudiendo? Pues de todo. Por ejemplo: más de cinco edificios oficiales con sus correspondientes banderas de España, tabernas castizas y tiendas, muchas tiendas. En algunas de éstas, sus propietarios venden desde mantones bordados a mano hasta figuras religiosas y militares, incluidas las de Franco, Hitler y José Antonio. No se asusten en exceso. El recorrido también incluye notas de modernidad, como establecimientos de ropa alternativa y el restaurante Planet Hollywood. Bienvenidos a la capital.

Los equipos de producción de las televisiones llevan varios días visitando las casas cercanas a la catedral de la Almudena, que también ha recibido un boom de turistas desde que se hizo público el enlace. Pero el urbanismo no está de parte de las teles. Las vistas buenas escasean. La entrada principal de la Almudena da al patio de armas, que conduce al Palacio Real. Ahí no hay casas. Tampoco hay edificios en la cara lateral de la catedral. Bueno, los hay, pero están lejos y las vistas están tapadas por árboles.

Para encontrar unas vistas medianamente buenas hay que irse hasta casi el final de la calle de Bailén. A la altura del número 19 está El Anciano Rey de los Vinos, una taberna que tiene casi 100 años y que sirve uno de los mejores vermuts de grifo de Madrid. Encima del bar hay un edificio cuyas ventanas dan al lateral del templo. Sus propietarios todavía no han recibido propuestas firmes, pero ya tienen pistas. "Nos dijeron que en la boda de la infanta Elena, en Sevilla, pagaron 6.000 euros (un millón de pesetas). Imaginamos que nos ofrecerán algo así. Nosotros, claro, nos venderemos al mejor postor", comenta una vecina.

POCOS SEGUNDOS

De todos modos, la televisión que filme desde Bailén sólo tendrá imágenes de primera línea durante los segundos que tardará el séquito en torcer hacia la calle Mayor. En esa vía, está ubicada una tienda de efectos militares. Su propietaria, María Pilar Valverde, tiene claro que si el enlace tiene lugar un sábado, ella saldrá a la calle para aplaudir. "Las infantas lo hicieron fuera, pero el Príncipe tenía que casarse en Madrid. A mí me hace mucha ilusión".

Más adelante está el Museo del Jamón, donde cientos de jamones cuelgan del techo y donde se pueden comprar bocadillos a 1,20 euros. Uno de sus camareros muestra su indiferencia ante el hecho de que el séquito pase por la puerta del bar. "A mí me da igual", dice.

Una vez en la Puerta del Sol, la comitiva atravesará una de las zonas más nobles de la capital: las Cortes, la estatua de Neptuno, el paseo del Prado y la Cibeles. Regresarán a la Puerta del Sol y de ahí, al Palacio Real. El recorrido --con un atasco permanente-- es un infierno para cualquier mortal. El día de la boda será un paraíso.