A diferencia de lo que ocurría hace unos diez años, las decisiones drásticas para que una pareja estable no tenga más hijos ya no las asume exclusivamente la mujer. La opción quirúrgica más solicitada en la actualidad para quedar estéril de forma definitiva y voluntaria es la vasectomía masculina, una intervención que cada año asumen unos 70.000 hombres en España, según datos de la Asociación Española de Urología. La operación, que se aborda con anestesia local y dura unos 25 minutos, resulta mucho menos agresiva que la ligadura de trompas femenina, coinciden los expertos.

En ese cambio sociológico sobre la responsabilidad de los embarazos en pareja influye el cambio generacional de los interesados, dicen los especialistas. La edad media de los hombres que solicitan una vasectomía se sitúa en los 35 años, aunque los protocolos sanitarios autorizan admitirlos a partir de los 30, siempre que hayan formado una familia con un mínimo de dos hijos.

"Para ellos, es un proceso muy sencillo y las parejas jóvenes optan mayoritariamente por que sean los hombres quienes asuman la contracepción definitiva", asegura el doctor Eduard Ruiz Castañé, responsable del área de andrología en la Fundació Puigvert, de Barcelona.

MUY POCOS FALLOS "Otro requisito imprescindible antes de hacer una vasectomía es comprobar que el candidato tiene muy claro que su familia está completa, que no querrá tener más hijos en el futuro", añade Ruiz Castañé. Aunque no existe un método contraceptivo absolutamente efectivo, sostienen los médicos, la vasectomía es el más definitivo. Falla en tres de cada mil intervenciones. Quien la solicite, debe asumir que no tendrá más hijos biológicos.

Una vasectomía puede hacerse con o sin bisturí, grapando el conducto que canaliza los espermatozoides o cauterizándolo. En Puigvert, la intervención transcurre sin abrir al piel; sin puntos, herida ni cicatriz, explica el andrólogo. "Empleamos unas pinzas importadas de China. Son unos pequeños fórceps que se deslizan bajo la piel hasta alcanzar el conducto deferente que conecta los testículos con la vesícula seminal".

Las pinzas atrapan, cortan y cauterizan ese conducto lo que, a partir de entonces, impedirá que los espermatozoides desciendan hasta la vesícula que contiene el líquido seminal, y den lugar al semen.