Eugénio de Andrade es un hombre solitario, pero lleno de amigos. Su presencia huidiza no ha hecho merma en su obra y en los honores que depara la fama literaria. Llegó a la cúspide de los reconocimientos cuando hace dos años recibió el premio Camoens, el Cervantes portugués, y cuenta con una fundación a su nombre en Oporto, la ciudad donde ha vivido la mayor parte de su vida.

Ayer cumplió 80 años y nuevamente le homenajearon en Portugal con la inauguración de la Ruta de los Escritores del Siglo XX, en un acto que tuvo lugar en la región centro de Portugal y que también recordará a Miguel Torga, Vergilio Ferreira, Afonso Lopes Vieira, Aquilino Ribeiro, Carlos de Oliveira y Fernando Namora, todos oriundos de municipios del centro del país.

Para rendir homenaje a estos siete autores, informa Efe, se organizará un congreso, varios actos y exposiciones, y se publicará un libro.

Andrade es el nombre literario de José Fontinhas, que nació el 19 de enero de 1923 en Póvoa de Atalaia (Fundao), situada a unos 300 kilómetros al norte de Lisboa. Pero sus raíces son también extremeñas. En Valverde del Fresno, al noroeste de Extremadura, nació su abuela. En el año 2000 recogió en Badajoz el primer premio Extremadura a la trayectoria de un autor iberoamericano. De manera que la región extremeña ha contribuido a la difusión de este "poeta de la luz", como el mismo se definió en una entrevista concedida a este diario con motivo de la concesión del premio Extremadura. "A Valverde del Fresno iba yo con mi madre, que decía que los primeros dientes los había echado en España", recordaba el poeta.

Andrade estudió en Lisboa, en la Escuela Técnica Machado de Castro y trabajó como funcionario público en la inspección de los Servicios Médico-Sociales del Ministerio de la Salud entre 1947 y 1983. En 1950 fue trasladado a Oporto y ya no regresó a Lisboa cuando se le ofreció la posibilidad de regresar: había muerto su madre, un ser que desempeñó un papel fundamental en la obra poética de De Andrade.

TRADUCTOR

Su interés por la poesía le llevó a escribir sus primeros libros en 1942 (Adolescente , del que renegó, y Pureza , en 1945. De ambos hizo una breve selección denominada Primeros poemas ). Sí estimó como propios Las manos y los frutos (1948) y Los amantes sin dinero (1950). A partir de ahí ha publicado unos veinte libros de poesía y varios de prosa y otros para niños.

La traducción de poetas extranjeros, especialmente Federico García Lorca, Safo o Yannis Ritsos, ha sido otra de sus inclinaciones literarias.

"Mi paisaje es el sur. Me atrae la luz. La necesito. Mi poesía es como ese paisaje del Alentejo, sobria, sin suntuosidad, antibarroca", definía De Andrade su poesía, a la que ha atendido Extremadura con la edición en la editora regional de Los surcos de la sed (con Calambur), traducido por José Angel Cilleruelo, y Todo el oro del día. 1948-2001 (con Pre-Textos), preparada por el poeta extremeño Angel Campos. Además de al español, su obra ha sido traducida al alemán, al chino, al ruso, al italiano, al francés y al inglés.