El juicio por el crimen de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco se reanuda hoy con la declaración ante el tribunal del inspector de policía Pablo Antonio Martínez, marido de la asesina confesa de la política, Montserrat González, y padre de la también acusada Triana Martínez. La jornada estará marcada por la presencia del letrado Fermín Guerrero, que defiende a la tercera acusada, Raquel Gago, cuya incomparecencia ayer obligó a suspender la vista.

Tras ser localizado a primera hora de la tarde en el centro de la ciudad junto a su coche, fue trasladado a comisaría donde se negó a dar explicaciones de lo sucedido y se limitó a señalar que su ausencia fue voluntaria.

En su declaración a la policía señaló que su ausencia había sido "voluntaria", pero sin aclarar el motivo. Fuentes de la Subdelegación del Gobierno en León explicaron a Efe que pidió salir de la comisaría en un vehículo de la policía para eludir a los medios de comunicación que se encontraban en el exterior.

En la misma declaración, calificada de "confusa" por las mismas fuentes, Guerrero mostró signos de "desorientación", respondió fundamentalmente con monosílabos y presentó lagunas en su memoria, además de negarse a aclarar dónde ha estado durante las últimas horas.

El presidente del tribunal, el magistrado Carlos Alvarez, estuvo ayer por la tarde en contacto con las partes personadas en la causa, incluido Fermín Guerrero, para determinar si era posible reanudar el juicio hoy con las declaraciones que ya estaban previstas, lo que finalmente fue confirmado.

El principal testigo citado hoy es el marido y padre de Montserrat González y Triana Martínez, respectivamente, quien ya durante la instrucción declaró que jamás sospechó del plan urdido por su mujer para acabar con la vida de Isabel Carrasco.

También está prevista para hoy la declaración de los padres de Raquel Gago, la agente de policía local que entregó en comisaría la pistola que supuestamente acabó con la vida de Carrasco, treinta horas después del crimen, y manifestó que la había encontrado en su coche sin poder aclarar cómo había llegado hasta allí. Añadió que sospechaba que debía de haberla dejado su amiga Triana Martínez, con quien se encontró minutos después del crimen, sin que ella se diera cuenta.