El caso francés es un ejemplo extremo de un fenómeno cada vez más frecuente: la sustracción de los hijos por parte de uno de los progenitores. Los ficheros de personas buscadas por estos hechos de SOS Enfants Disparus registraron el año pasado 360 inscripciones. La mayoría de las veces los niños son llevados al extranjero. La asociación lamenta que la colaboración de algunos países deje mucho que desear.