El maquinista ha decidido aceptar la ayuda psicológica. Custodiado por la policía, Francisco José Garzón pasó dos días en el hospital universitario de Santiago curándose de sus heridas, tiempo durante el cual rechazó la asistencia de un psicólogo. Al salir, sin embargo, decidió ponerse en manos de uno, dicen sus compañeros. Es difícil imaginar una situación más necesitada de apoyo: el juez ha imputado a Garzón 79 delitos de homicidio por imprudencia profesional y pluralidad de lesiones. El maquinista se encuentra en libertad con cargos. Pocos saben dónde está pasando el terrible trago.

El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, puso algo de sensatez ante el linchamiento de que Garzón es víctima. El fiscal pidió respeto a los derechos fundamentales, al derecho de defensa y a la presunción de inocencia del maquinista. Como el juez del caso, Torres-Dulce no ve motivos para encarcelarlo.