Puede que algunas de ellas no sean conscientes, pero sufren acoso sexual en sus empleos. Lo dice un estudio del Instituto de la Mujer, según el cual, el 14,9% de las trabajadoras son víctimas de tratos vejatorios en sus puestos de trabajo. El informe, sin embargo, matiza que sólo el 9,9% de las encuestadas declaran abiertamente padecer acoso. En el estudio, las empresas no salen muy bien paradas.

Cataluña encabeza la lista de las víctimas

El estudio, realizado con 2.007 entrevistas a mujeres trabajadoras, distingue entre el acoso técnico y el declarado. El primero afecta al 14,9% de las empleadas --1,3 millones-- y supone ser víctima de una situación considerada como acoso, con independencia de que las afectadas así lo consideren. El informe refleja grandes diferencias por comunidades. Catalunya está a la cabeza, con el 22,2%, mientras que en Euskadi el porcentaje es del 6,5%.

El segundo tipo de acoso es el declarado, que concierne al 9,9% de las trabajadoras --835.000-- y se refiere a los casos en los que ellas abiertamente aseguran que reciben tratos vejatorios.

En los dos tipos de acoso, las situaciones más comunes son las leves, sobre todo, los piropos y los chistes. En una posición muy alejada se sitúa el acoso grave, en el que predominan las preguntas sobre la vida sexual y las insinuaciones. El escalafón más peligroso lo ocupan los acorralamientos, seguidos por los besos y los tocamientos.

El itinerario del problema, según el informe, empieza cuando el acosador escoge a una "víctima vulnerable" y se gana su confianza. Más adelante, "inicia las demandas sexuales" y "amenaza a la víctima con represalias laborales, incluido el despido".

Extranjera, soltera y menor de 34 años

Tomando como referente el acoso declarado, el informe del Instituto de la Mujer asegura que el perfil de víctima corresponde al de "una trabajadora de menos de 34 años, soltera, cualificada y procedente de países extracomunitarios".

En tres de cada cuatro casos, el acosador es un compañero. En el 27% de los supuestos, se trata de un superior jerárquico mientras que el 23,6% es un cliente de la empresa. En una posición mucha más alejada se encuentran los directivos (5%) y los subordinados (3,4%).

El informe, presentado ayer por la secretaria general de Políticas de Igualdad, Soledad Murillo, destaca que los jefes son más responsables de las situaciones de acoso a medida que éstas son más graves.

El acosador, añade el estudio, suele ser un hombre casado, o con pareja estable, y con hijos. "Es una persona más fría que impulsiva o pasional. Presenta cierto carácter infantil, caprichoso, sexista y machista. En ningún caso considera a las mujeres como sus iguales. Además, tiene escasa empatía hacia los demás, especialmente hacia las mujeres ya que no las valora", resume el informe.

La recomendación esevitar al acosador

Las mujeres acosadas no suelen actuar a no ser que la situación se convierta en grave. Entre las medidas tomadas, destaca la de "evitar al acosador". Sólo una cuarta parte de las víctimas reconocen haber comentado "con alguien de su entorno" su situación en el trabajo. Las amistades --especialmente, las amigas-- son las principales confidentes, seguidas por los compañeros de trabajo y la familia.

La reacción, sin embargo, deja mucho que desear ya que aunque la mayoría apoya a la víctima, un porcentaje considerable, el 30%, minimiza el problema. Y eso no es todo, el 12% da la espalda y el 11% la culpan a ella. El principal consejo es "evitar al acosado". Sólo en el 20% de los casos, los confidentes animan a enfrentarse a él.

Respuesta "pasiva" de las empresas

Las empresas no salen muy bien paradas en el informe. Según sus datos, en más de la mitad de los casos la respuesta es "pasiva". Dentro de este apartado, la actitud predominante es la de "no hacer nada", seguida muy de lejos por la de calificar de "normal" la conducta del acosador, cambiar de centro a la víctima y, por último, intentar ocultar lo sucedido. Sólo el 8,3% de las mujeres aseguran que la respuesta de sus empresas fue "adecuada". En la mayoría de esos casos, se optó por cambiar de centro al agresor. Otras conductas más residuales fueron despedirle o abrirle un expediente.

Tras presentar los datos del informe, la responsable de Políticas de Igualdad destacó que la futura ley dedica 14 artículos a luchar contra el acoso.