Si hasta que llegó Karol Wojtyla los papas habían tenido en su infancia y juventud una vida clerical ajustada a los moldes más tradicionales del riguroso internado del seminario, el Pontífice llegado del frío tenía tras de sí una biografía inusual. Además de actor de teatro aficionado escribió alguna obra como la titulada El taller del orfebre, bajo el seudónimo de Andrzej Jawien.

Como Wojtyla fue cura de vocación tardía, tuvo ocasión de relacionarse con chicas. Sus biógrafos no se ponen de acuerdo en si tuvo alguna novia (algunos afirman que se le han atribuido historias que pertenecen en realidad a un compañero). En todo caso, hay cierta unanimidad en considerar que su inclinación a vivir la castidad del catolicismo nada heterodoxo de la época hizo imposible una aventura carnal. Sí se cita a su excompañera de teatro Halina Kwiatkowska como la primera mujer con la que bailó en 1938.