Los Testigos de Jehová no se ha librado de casos de agresiones sexuales en los que se han visto vuelto involucrados otras confesiones. La Fiscalía de Barcelona solicita un total de 30 años de prisión para Saturnino B. L., "un importante cargo" en esa comunidad religiosa, por el presunto ataque sexual que llevó a cabo contra una menor de 14 años y que profesa la misma fe que él. El juicio estaba señalado para este martes 17 de marzo en Barcelona, pero debido a las medidas tomadas por el coronavirus se ha suspendido.

La niña viajó desde Suiza, donde reside, a Barcelona en la Navidad del 2017 para pasar las vacaciones escolares con su padre, que tenía una habitación alquilada en la vivienda del procesado. La fiscalía sostiene que Saturnino B. L., "valiéndose del ascendente" que tenía sobre la muchacha, ya que tanto ella como su familia lo consideraban como uno más por ostentar un cargo en los Testigos de Jehová, religión que padre e hija profesaban, entró un día en la habitación de la chica.

"Animado de un propósito de satisfacer sus más bajos instintos", incide, se dirigió a ella y la cogió por la muñeca, "inmovilizando su brazo sobre la cama". El procesado, según siempre esta versión, empezó a bajarle los pantalones del pijama, pese a la oposición de ella, que estaba "aterrada" y que con la mano libre intentaba subírselos.

El acusado le decía que se estuviera quieta, mientras le abría las piernas y le metía los dedos en la vagina (de ahí el delito de agresión sexual). Después, le lamió las zonas genitales e hizo lo mismo en sus pechos. "Sin desistir de su acción", agrega el fiscal, y pese a los lloros de la niña, Saturnino B. L. la besó en la boca y abandonó la habitación, no sin antes decirle que no dijera nada a nadie.

REITERACIÓN DELICTIVA

Tres días después, de madrugada, el acusado volvió a repetir su acción, causando incluso daño a la niña al intentar apartarle la mano. A pesar de esa resistencia, recalca la fiscalía, el inculpado cogió con fuerza la muñeca de la adolescente y le conminó a que se estuviera quieta.

Una vez transcurrieron las dos semanas de vacaciones de Navidad, la pequeña regresó a Suiza, pero al cabo de unos meses, en julio del 2018, volvió a Barcelona, alojándose de nuevo en la casa de Saturnino B. L. Al poco de llegar a la capital catalana, el procesado entró otra vez en la su habitación y volvió a abusar de ella, a la vez que le decía que le había echado de menos.

Y no solo abusó de la menor en su vivienda, sino que el procesado, aprovechando que estaba en una furgoneta, también le realizó tocamientos, no llegando a más porque la niña le dijo que tenía la menstruación. La víctima no pudo reaccionar de otro modo ante "el temor que le infundía" el imputado y "su absoluta incapacidad para reaccionar ante el miedo y la ansiedad que la situación y la "conducta prepotente" de Saturnino B. L. le producían. El fiscal le acusa de dos delitos continuados de agresión sexual.