El hombre que ha sido detenido este lunes en Anglès com presunto autor del asesinato de dos jóvenes en el pantano de Susqueda pasó 15 años en la cárcel por la muerte de su expareja. Jordi Magentí ingresó en prisión tras entregarse a la policía el 4 de diciembre de 1997 de ese año por haber matado a su exmujer, Josefa G. F., con una escopeta de caza, obtuvo la libertad condicional en julio del 2009, tres años antes de que, en noviembre de 2012, se cumpliera la pena de cárcel que le impuso la Audiencia de Girona en febrero de 2000.

El detenido por el doble crimen de Susqueda disparó a su mujer el día en el que ella cumplía 37 años y tan solo unos meses después de haberse divorciado. Para perpetrar el crimen usó una escopeta de caza semiautomática de la marca Browning. la esperó agazapado en un coche en la calle del Ter de la localidad, estacionado entre un tractor y una furgoneta para que ella no le viera.

Cuando el hombre vio que la mujer llegaba caminando a su altura, la llamó por su nombre y le descerrajó tres disparos que impactaron en el costado izquierdo y la hicieron caer al suelo, ya que las balas usadas, para la caza del jabalí, tienen una gran capacidad destructiva. Magentí volvió a cargar entonces la escopeta con otro cartucho de perdigones que llevaba en su bolsillo y efectuó un nuevo disparo, esta vez en la espalda.

Jurado popular

En el juicio, que se celebró con jurado popular, el autor confeso del crimen alegó que padecía un trastorno mental que disminuía su capacidad para controlar la voluntad sobre sus actos. La pareja, que tenía dos hijos -que entonces tenían 9 y 16 años- se había separado en abril de 1997, a consecuencia de un progresivo deterioro de su relación conyugal.

De hecho, la mujer presentó en octubre de 1997 una denuncia en contra de su exmarido, al asegurar que la había amenazado con matarla si no volvía a convivir con él. Durante el juicio, el ahora detenido declaró que el día del crimen estaba indeciso, ya que no sabía si disparar al aire y guardar la escopeta o apuntar hacia su expareja. "Me puse a disparar como un loco", aseguró ante el jurado popular, que acabó emitiendo un veredicto de culpabilidad.

Tras el juicio, la Fiscalía y la acusación particular -que solicitaban inicialmente 20 años de cárcel- pidieron una condena de 17 años y medio de prisión, mientras la defensa solicitó una pena de 15 años, que la Audiencia acabó aceptando al descartar que se le pudiera aplicar el agravante de parentesco -porque ya se habían divorciado- y apreciar la atenuante de alteración psíquica. El acusado tenía licencia para usar escopeta, era cazador habitual y practicaba tiro olímpico y tiro al plato, según detallaron los Mossos d'Esquadra cuando se hicieron cargo de la investigación por el crimen de 1997.