Solo dos semanas después de la polémica por la exhibición, a las puertas de la Audiencia Nacional, de los detenidos en la operación Pretoria --esposados y cogiendo las bolsas reglamentarias con sus pertenencias-- llamó la atención en Huesca que el acusado permaneciera esposado las dos horas y media que duró la sesión. Fuentes judiciales explican que no es irregular y que es potestad del juez, aunque no es muy frecuente.

Está previsto que el juicio por el crimen de Fago se prolongue hasta la próxima semana. Algo más de 120 testigos están llamados a declarar, entre ellos los vecinos del pueblo (apenas suman una veintena), así como los familiares de la víctima y del acusado. La vetusta sala de vistas de la Audiencia Provincial de Huesca no había acogido nunca un juicio tan mediático.

A unos 120 kilómetros de allí, en Fago, las cosas no han cambiado. Algún vecino ha hecho las maletas y se ha ido, y otros --los que tienen segundas residencias-- se acercan con menos frecuencia, pero la paz entre los amigos de Grima y los de Mainar no se ha firmado.