La Tierra, según una interpretación literal de la Biblia, fue creada en seis días hace menos de 10.000 años y toda su diversidad biológica es la herencia del Arca de Noé. No se sostiene desde un punto de vista geológico ni genético. ¿Los dinosaurios estaban en el Paraíso? Lo que pasa, responden los creacionistas puros, es que Dios creó los fósiles hace menos de 10.000 años, ¡pero les dio aspecto antiguo!

Los creacionistas cristianos de EEUU han luchado durante los últimos 80 años para que la evolución --que científicamente no es una teoría, sino un principio o evidencia-- desapareciera de los libros de ciencias naturales o, como mínimo, fuera estudiada como una hipótesis más. Sin embargo, han tenido que suavizar sus postulados para alcanzar sus primeros éxitos y lograr la aceptación popular actual. Según un estudio de la revista Science publicado en el 2005, los ciudadanos de EEUU y Turquía son los más reacios a la evolución biológica sobre un total de 34 países occidentales.

Los defensores del ahora llamado diseño inteligente, movimiento surgido como tal a principios de los años 90, argumentan que la evolución por selección natural no es suficiente para explicar por qué a partir de unas partículas elementales surgió la compleja vida de la Tierra --es una casualidad excesiva, arguyen-- y sostienen que detrás de todo el proceso evolutivo hay siempre un agente inteligente. Aunque técnicamente es un pensamiento secular y no habla de ningún Dios, los ortodoxos cristianos lo han acogido como una teoría a su medida.

Aunque el movimiento surgió con la fundación del Instituto Discovery, en 1990, y con un libro del reputado abogado Philip E. Johnson (Proceso a Darwin), de 1991, quienes critican los postulados del diseño inteligente consideran que la teoría no es más que una versión renovada del creacionismo bíblico, pero trufada de falsa ciencia.

Bajo el impulso de determinadas iglesias evangélicas, el diseño inteligente ha cosechado algunos éxitos recientes en EEUU. El más importante de todos fue a finales del año pasado, cuando las autoridades del estado de Kansas impusieron su enseñanza en los colegios junto a la evolución por selección natural. "Los alumnos podrán tener una visión completa", se felicitó el Instituto Discovery. El propio presidente Bush, que es metodista, se ha declarado partidario de que sea estudiado por los escolares.

En el resto de países occidentales, salvo contadas excepciones, los libros escolares de ciencias naturales no hablan para nada de Adán y Eva. La Iglesia católica, por ejemplo, no defiende el creacionismo y es partidaria desde hace décadas de mantener la autonomía de ciencia e Iglesia. El papa Pío XII escribió en una encíclica de 1950 que la Iglesia se declaraba "neutral" ante el principio de la evolución biológica, y cuatro décadas después Juan Pablo II calificó la evolución como "algo más que una hipótesis". En líneas generales, la Iglesia admite la evolución como impulso creador de nueva vida, aunque combate el evolucionismo como teoría atea sin ninguna intervención de Dios.