El horror que aún se asocia a la imagen esperpéntica del yonqui muerto por sobredosis de heroína no existe en absoluto frente a las drogas más extendidas en la actualidad: la cocaína, el cannabis o el alcohol, cuya adicción avanza entre los adolescentes españoles. Así lo aseguró ayer el director de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), Ignacio Calderón, que asumió el escaso éxito de las campañas que el organismo ha emprendido últimamente para frenar este fenómeno.

El consumo de cannabis a los 14 años se ha duplicado desde 1998, y el de cocaína se ha cuadruplicado, dice Calderón.

"La drogadicción está en el peor momento desde que en la década de los 80 estalló el consumo de heroína --alertó--. La imagen de las drogas ha dado un vuelco radical: los ciudadanos aceptan con perplejidad e inmovilismo la incorporación masiva de adolescentes al consumo de coca y cannabis. No hay presión social en contra y, sin rechazo público, no hay nada que hacer".

Más que incidir en unas cifras de consumo y adicción ya difundidas, la FAD quiso reflejar la "confusión social" que, dijo Calderón, facilita que el fenómeno esté avanzando sin apenas percepción de riesgo. "Hay que intervenir de forma urgente sobre los valores sociales que apoyan el consumo de drogas y lo convierten en un signo de normalización --prosiguió--. Más del 50% de los jóvenes españoles entienden que el cannabis es una hierba inocua que los identifica y no tiene efectos negativos".

Las secuelas del consumo continuado de cannabis --pérdida de memoria y concentración, o desmotivación frente a cualquier dificultad, entre otros-- son banalizadas, añadieron los técnicos. "Se sabe que la cocaína provoca infartos cerebrales, pero esa información ya es insuficiente. Como ocurre con las adicciones, quien toma cannabis y coca a diario defiende eso de yo controlo, ´no soy un pringao´, y creen que manejan la situación".