"Si a nadie se le exigen motivos para casarse, tampoco se deben exigir causas para separarse". Este es el argumento que ayer ofreció la vicepresidenta del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, para explicar que, a partir de ahora, no será necesario alegar causas para romper el matrimonio. Es decir, el artículo 82 del Código Civil quedará sin contenido en la futura norma.

"Si no se examina el amor en las bodas, tampoco se debe examinar el desamor en las rupturas", añadió el ministro Juan Fernando López Aguilar. El artículo 82 del Código Civil recogía "las causas de la separación". Entre ellas, estaba el abandono injustificado del hogar, la infidelidad conyugal, las violaciones de los deberes respecto de los hijos, el alcoholismo, la toxicomanía y el cese efectivo de la convivencia conyugal durante seis meses.

Al no haber causas de separación tampoco habrá un culpable. Según el proyecto del Gobierno, "en el antiguo modelo de separación, la culpabilidad del cónyuge justificaba que éste quedase alejado de la prole". La actual ley, que data de 1981, ha impedido que "en muchos casos, tras la separación o el divorcio, los hijos continúen teniendo una relación fluida con ambos progenitores". En los casos en los que la ruptura implique un desequilibrio económico, el que quede peor parado recibirá "una compensación".