Así como los griegos denominaron ágora al lugar de reunión o discusión, hoy el entorno digital ha construido un nuevo ágora de comunicación en las redes sociales, haciendo de este un hábitat natural para los jóvenes. A entrar en este espacio virtual se le ha llamado conectarse, lo que implica a la vez desconectarse de otro. Así lo ven muchos adolescentes, conscientes de que el uso de los móviles debe tener límites. "Queremos conectarnos (a las redes) para estar informados y comunicarnos, pero sabemos que hay que desconectar para precisamente conectar con la vida real y disfrutarla". A esta conclusión, entre otras, es a la que llegaron hace unos días alrededor de 400 estudiantes reunidos en Barcelona.

Era una jornada dedicada a la reflexión marcada por el encuentro anual Fem Agora, que desde hace tres años se organiza en Cataluña y que reúne de forma mezclada a más de mil alumnos de sus centros de enseñanza. El objetivo es que se conozcan, mediten y debatan sobre un tema actual desde un punto de vista filosófico.

Los coordinadores educativosse propusieron hacer "un homenaje a la filosofía en un contextodonde están tomando más protagonismo los estudios matemáticos y tecnológicos". Conscientes de la realidad y el entorno digital en que se mueven los jóvenes, esta vez, los profesores querían que sus alumnos se sumergieran en un debate que les afectara directamente.

Conectar para desconectar es el nombre que recibió este año la jornada que puso a meditar a los adolescentes sobre el uso que hacen de sus dispositivos móviles y de las redes sociales. Los jóvenes, de 16 y 17 años, se organizaron en pequeños grupos de debate y hablaron sentados en círculos sobre cómo les afecta en sus vidas el uso de las nuevas tecnologías. Importante: durante las dos horas de discusión sus móviles permanecieron en sus bolsillos la mayor parte del tiempo. "Es inevitable sacarlo en algún momento", confiesa un chaval.

Abuso

"Hay de todo, pero en general la tendencia es que se abusa en el uso de los dispositivos", reconocen. A pesar de que muchas veces se estigmatiza a esta franja de edad por excederse en el entorno virtual, lo cierto es que ninguno de los participantes parecía perder su capacidad de hablar directamente. El problema para ellos es que el universo virtual al que acceden pone a prueba su concentración. "Whatsapp o Facebook siempre te pueden distraer", confiesan. Por esta misma razón, también mencionaron el deseo de "desconectarse para poder estudiar".

Aunque es inevitable incurrir en contradicciones, a los alumnos no les falta razón. Es evidente que este nuevo ágora de comunicación es un terreno difícil de definir, pero la mayoría de los congregados en la jornada demostró saberlo medir mejor que nadie. En una de sus conclusiones, filosofaron: "Queremos conectarnos para saber más cosas, pero debemos desconectarnos para saber quiénes somos".