Llega una edad en que los padres no saben dar respuesta a las preguntas de sus hijos. Dicen que ahí comienza la adolescencia. Y cuando los menores ya no comparten sus dudas, los interrogantes asaltan las cabezas de los adultos. Ask.fm abre una nueva brecha generacional en la que los mayores buscan explicaciones que escapan a sus lógicas. La primera cuestión es obvia: ¿Qué impulsa a los jóvenes a ponerse en el disparadero? "Satisfacen su gusto por el riesgo y cubren la necesidad de ser populares", dice el psicólogo Marc Masip.

Prueban y van entrando en una dinámica que les genera una gran excitación al comprobar que "alguien habla de ellos, aunque sea mal", explica Masip. Para Nora Rodríguez, pedagoga y profesora de un máster en la Universitat de Barcelona sobre ciberacoso, el control empieza a perderse "al no asimilar el riesgo que corren". Tratan de suplir su falta de identidad propia con el grupo. Y para la aceptación de los demás creen necesario ser populares, dice Rodríguez. Ahí empieza la peligrosa espiral. "En la sociedad de la transparencia, para adquirir notoriedad hay que mostrar. El que más muestra es el que más arriesga", añade.

Víctimas en potencia que mañana pueden ser verdugos. Maialen Garmendia, directora en España de EU Kids, que investiga la relación de los menores con internet, alerta de que "casi un 60% de acosadores antes fueron víctimas".

CINCO ESTADIOS Rodríguez destaca que el entorno digital acelera "a la enésima potencia" las cinco etapas de destrucción. Comienza como un juego, se pasa a comprobar que el ataque se centra en uno mismo y se llega al tercer estadio: la culpabilización. Ahí se disparan las alertas. "En la cuarta etapa la víctima hace lo posible por caer bien, pero ese esfuerzo titánico es el mismo que le hundirá y le demuestra que, haga lo que haga, acabará destruido", añade. En este punto, solo queda un desenlace dramático: "Autodestrucción, coger un arma y acabar con todos o que el proceso se psicosomatice y degenere en enfermedad".

La socióloga de la UB afirma que "internet puede precipitar un suicidio en una semana". Pero todos los expertos coinciden en que hay mucho margen para no llegar a un punto sin retorno. La clave, la familia. "Los padres deben prestar atención a sus hijos. Basta de ponerles una peli en el iPad para estar tranquilos", afirma Masip. El antropólogo social Carles Feixa matiza que la mayoría de los chicos "son normales" y alerta de lo contraproducente de "ejercer un control excesivo" sobre ellos.

CONTAGIO Rodríguez incide en la necesidad de "reeducar" sobre las consecuencias de exponerse y el derecho a "no actuar como la mayoría". Y pide a los medios evitar "el contagio emocional" por su efecto mimético: "¡Ya está bien de pasar 200 veces la cara del maltratador por TV! Las estadísticas demuestran que a más exposición, menos tiempo para el próximo suicidio".

Garmendia recuerda la necesidad de que estas webs dispongan de un "botón rojo" para prestar ayuda a los menores que se sientan amenazados. Y Feixa aboga por adaptar los recursos a la magnitud de las necesidades. "Para un fenómeno global como este debería darse una respuesta de un organismo transnacional, como la ONU, con una figura del Defensor del Menor que velara por sus derechos en todo el mundo".