AENA y los controladores se sentaron de nuevo ayer a negociar las condiciones del nuevo convenio del colectivo y, una vez más, no lograron llegar a un acuerdo. Pese a que el sector turístico, aliviado tras la retirada de la amenaza de huelga en pleno agosto, pide a ambas partes que sellen un pacto lo antes posible que aleje la posibilidad de huelga en septiembre, es posible que hasta las puertas de dicho mes continúe el tira y afloja.

La negociación está encallada en la jornada laboral y el salario. Y si la semana pasada, con la presión de la huelga, no llegaron a un acuerdo, estos días, que ya no existe la amenaza de los paros, es complicado que acerquen posiciones, pese a que ambas partes coinciden en que se están produciendo "avances".

El problema es que el ente quiere que trabajen en torno a 1.600 horas a cambio de un salario medio anual de 200.000 euros, y ellos quieren rebajar la jornada pero seguir cobrando lo mismo.

Aun así, el secretario de comunicación de la Unión Sindical de Controladores (USCA), César Cabo, se mostró convencido anoche de que hoy "se podrían acercar de forma definitiva" las posturas. En su opinión, se han registrado avances en todos los puntos. De la otra parte, el ministro de Fomento, José Blanco, destacó el "buen clima" con el que está trascurriendo el diálogo desde que los controladores retiraron su amenaza de huelga en agosto.

Blanco aseguró que la posición del ministerio es "flexible" dentro de los márgenes de la ley, por lo que la tabla reivindicativa de los controladores se podrá plasmar en un documento "en breve". "Nuestro propósito es avanzar", sostuvo. A pesar de ello, el ministro marcó las líneas rojas: que el sector aéreo sea más competitivo y se puedan bajar las tasas de navegación, lo que en su opinión pasa porque aumente la productividad de los controladores y bajen sus salarios.