La asistencia de fieles, peregrinos, turistas y curiosos a los actos del Papa ha sufrido este año un nuevo retroceso, según las cifras oficiales facilitadas ayer por el Vaticano. 2,2 millones de personas han participado a lo largo del 2008 en las audiencias, tanto generales como especiales, y en las celebraciones litúrgicas en la plaza de San Pedro o delante de la residencia de Castelgandolfo, lo que supone una caída del 22% respecto del año pasado (2,8 millones de participantes). En el 2006, el primer año completo del pontificado de Benedicto XVI, Joseph Ratzinger logró congregar en sus actos públicos a 3,2 millones de personas.

El rezo dominical del ángelus es, con diferencia, la ceremonia que en el 2008 ha tenido más éxito, con 1,13 millones de personas, seguida de las audiencias generales de los miércoles, con algo más de medio millón de asistentes, y de las celebraciones litúrgicas, que contaron con 234.000 participantes.

Las cifras del Papa alemán no difieren mucho de las que logró su antecesor. Juan Pablo II, en el 2004, último año de su pontificado y cuando ya estaba muy enfermo, atrajo a 2,2 millones de personas, frente a los 2,6 millones que consiguió en el 2003.

Precisamente, un comentario en el último rezo del ángelus le ha valido al Papa una reprimenda del Gobierno italiano. Benedicto XVI expresó su preocupación por el "aumento de las formas de trabajo precarias" e hizo un llamamiento "para que las condiciones laborales sean siempre dignas para todos". El ministro de la Administración Pública, Renato Brunetta, pidió ayer que el Vaticano dé ejemplo y contrate a todos sus empleados en situación irregular.

La Stampa , en el que Brunetta hizo estas declaraciones, incluyó una entrevista con Valeria Pireddu, una de los muchos jóvenes que trabajan o han trabajado en algún momento "en negro" para la Obra Romana de Peregrinajes (ORP), que funciona como agencia de viajes del Vaticano.