Las relaciones de pareja son una parte natural y recurrente de nuestra vida. Buscamos el afecto, la vinculación con el otro y el compartir nuestra vida desde la intimidad y la confianza. Aunque hay ciertas partes comunes a la amistad, hay otras muchas diferentes, algo que solo nuestra pareja puede ofrecernos. Sin embargo, algunas personas tienen dificultades en dar el salto desde la amistad hasta la profundidad del compromiso. Se puede deber a diversos factores, aunque puede estar muy ligado a la personalidad de cada uno. Personas con un carácter más evitativo y menos emocional suelen tener dificultades en la expresión y en la vinculación, lo cual les genera malestar tanto a ellos como a los demás.

El miedo a profundizar en una relación acompaña a muchas personas durante toda su vida, incluso en aquellos casos donde ya hay una confianza y han pasado años de convivencia. Pero, aunque se pueda tratar de una parte de la personalidad, podremos trabajar diversos puntos para poder mejorarlo y saber cómo vincularnos al otro más y mejor.

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Queremos tener una relación, buscamos conquistar al otro, nos colocamos máscaras con esfuerzo y asumimos papeles que atraigan a los demás. Es una forma de que la otra persona se quede con nosotros, desde nuestro interés y nuestra dedicación. Sin embargo, este papel no dura mucho y nos dejamos llevar por nuestro miedo al compromiso. Ya hemos logrado conquistar pero ahora no queremos profundizar. Esto va a desconcertar a nuestra pareja, la relación tendrá problemas y podrían no resolverse. No es responsabilidad de la persona con la que estamos, sino de nosotros mismos, y somos quienes debemos ponerle remedio.

Acabar con el miedo al compromiso supone trabajar diferentes puntos que nos ayudarán a profundizar en la relación de pareja, aunque también en las de amistad:

1. Busca el motivo

Para ser plenamente responsables de nuestras emociones y de nosotros mismos, es importante hallar los motivos. A menudo somos evitativos porque nuestra familia también lo es o porque hemos tenido malas experiencias con anteriores parejas.

2. Salta sobre el motivo

Aunque tengamos diferentes motivos para no vincularnos, tenemos que ser conscientes de que lo que otros nos hicieron ya no nos pasa, independientemente de si son familiares o parejas anteriores. Ahora podemos tomar la decisión de cómo queremos estar con las demás personas.

3. Confianza en uno mismo

El miedo a vincularnos parte del temor a que nos invadan, nos sintamos vulnerables o nos puedan dañar. Ante eso, la confianza en que pase lo que pase nos tenemos a nosotros mismos para superarlo puede ayudarnos. Trabajar la autoestima es una parte importante.

4. Soledad

El miedo a que nos dañen y a que después de profundizar nos quedemos solos hace que muchas personas coloquen la tirita antes de la herida. Esto crea una barrera de protección cuando no hay amenazas reales. Ese miedo no es necesario, solo tiene la función de protegernos de cosas reales.

5. Juego

El querer conquistar puede convertirse en un juego adictivo. Sin embargo, estamos dañando a diversas personas. Si tenemos claro que lo único que nos gusta es jugar, debe ser el momento de replantearnos si una relación es la mejor opción para nosotros. Tal vez debamos darnos un tiempo de soledad para poder escuchar nuestras necesidades.

El miedo a profundizar en una relación tiene diferentes causas con un resultado común: me da miedo que el otro entre en mí, sentirme vulnerable y no saber cómo gestionarlo. Sin embargo, esa protección genera aún más daño en las dos personas que puede llegar a tener consecuencias muy negativas para la pareja.

* Ángel Rull, psicólogo.