TStiento un regocijo perverso cuando entro en un bar y los lectores del periódico comentan noticias inauditas que ningún director colocaría jamás en portada. El pasado sábado, por ejemplo, en portada se hablaba de Otegi, de un rally, de los empresarios, de Sadam, de Felipe Vela y de la energía eólica, pero en el bar de la esquina, los parroquianos estaban entretenedísimos comentando las respuestas de don José María Baena, un joven de 24 años gerente del bar del Centro de Transportes de Cáceres, que en una entrevista sentenciaba que para ser feliz no se puede poner un bar ni tener un camión.

También se hablaba sobre las últimas noticias de ladrones: el perfumista y delicado, que atracó una tienda de Cáceres y sólo se llevó esencias de Chanel y Christian Dior ; el peliculero, que asaltó una multitienda en La Mejostilla al estilo Kubrik, con careta de payaso; el obsesionado con Idea : hasta tres veces intentó robar allí, a la tercera llevó un pico, pero la faena fue retransmitida en directo y lo pillaron, y los ladrones aparatosos de Badajoz, que rompieron una luna en una tienda de San Roque, se cortaron con los cristales y acabaron siendo detenidos en el hospital. Aunque lo más llamativo era el objeto de su delito: robar lámparas. Hay otras muchas noticias que son comidilla y nunca podrán ser portada. Ahí está ese vecino de Navalmoral que agredió a un policía en Trujillo lanzándole una caja con cerezas o el caso de Garganta la Olla, donde le van a poner una estatua a una señora de la zona. ¿Su mérito? Degollaba hombres en un mirador.