Rafael Alberti y María Teresa León comparten durante unos días un mismo espacio en Cáceres, en un encuentro que los reúne como los Alberti . La iniciativa, coordinada por Gregorio Torres e Hilario Jiménez, bajo el patrocinio de la Diputación de Cáceres, aborda durante cuatro días el legado literario y vital de ambos personajes en el año del centenario del nacimiento de María Teresa (el de Alberti lo fue en el 2002). "Ambos compartieron 50 años de su vida y fueron creadores, poeta él y narradora ella; sin embargo, la prosa de mi madre era poética", declaró a este diario su única hija Aitana Alberti, que nació en el exilio argentino en 1941.

Aitana Alberti participó en el encuentro con un recital poético y recordó ayer brevemente las personalidades indelebles de sus padres. "Ella se retiró, se quedó en un segundo plano porque la luz de mi padre era muy fuerte y ella quería que llegara a su máximo esplendor".

Los Alberti se conocieron en 1930. Durante los años siguientes, en la II República y en el exilio, colaboraron en proyectos conjuntos al margen de sus trayectorias literarias personales.

EL FIEL DE LA FAMILIA

"Era una mujer de gran entereza y valentía, trabajó en muchos campos", recordó Aitana Alberti de su madre. "Hizo guiones, periodismo cultural, escribió cuentos, novelas, memorias... Fue el fiel de la familia que éramos ella, mi padre y yo. Tuve una gran suerte de nacer de estos dos seres y ahora me dedico a enaltecerlos y a difundir su obra".

Para Aitana Alberti, fue un shock darse cuenta de la dimensión de sus padres. "Yo era una adolescente de 15 o 16 años y fue tremendo, porque además eran unos seres excepcionales, diferentes de los padres de mis amigas".

De esa excepcionalidad habla también el poeta Benjamín Prado, quien pronunció la conferencia La ficción autobiográfica de María Teresa León . Prado conoció a Alberti a los 19 años, cuando el autor de Marinero en tierra regresó del exilio. Durante casi tres lustros compartieron amistad y confidencias. De hecho, Benjamín Prado cumplía los encargos de Rafael para María Teresa, internada en un clínica porque padecía Alzheimer. "Yo le llevaba alimentos, ropas. Recuerdo que un día le enseñé sus memorias, Memorias de la melancolía , y ella ojeó la solapa como si se tratara de un autora desconocida".

Prado reivindica la obra de María Teresa, "a la que han condenado a ser la señora de Alberti, cuando publicó casi 30 libros. Sufrió las consecuencias de un país machista, ser mujer, comunista y perdedora de la guerra, de manera que ha pasado 40 años sepultada por los tópicos y el olvido".

Benjamín Prado conoció a Alberti en una cafetería y de ese encuentro nació una estrecha y duradera amistad de 14 años. "Un profesor que yo tenía me había dicho que los libros fundamentales del 27 eran Poeta en Nueva York y Sobre los ángeles y yo los leí. Me sentí fascinado por Rafael, por su sencillez y amabilidad y he procurado aprender a ser una persona decente como era él".

En tiempos de guerra como los actuales vuelve la idea del compromiso de los escritores, algo que Alberti ejerció durante su tiempo: comunista, su labor intensa durante la II República lo convirtió en uno de los principales activistas culturales de su tiempo. Alberti escribió su "poesía de urgencia", dice Prado, "pero él sabía cuando escribir está poesía y la literaria".