Él llegó a la policía local por pura vocación. Porque le gusta salvar vidas, ayudar a los demás, defender las causas justas, frenar la delincuencia, luchar por un estado real de derecho... Aplicar la ley no es abusar de la autoridad. El concepto de la ciudadanía ha cambiado. Es la buena lección de esta pandemia: Aplicar la ley es contener el virus. Él ha escrito esto: "Al miedo solo se le vence con valor, y si somos policías, con más razón. El miedo se queda en casa confiscado". No ha tardado Ella en responderle: "Yo sí tengo miedo... y mucho". Y mira que Ella es una mujer luchadora, que sabe lo que es el trabajo duro, lo que es vencer a la adversidad. Pero esto sobrepasa cualquier escenario imaginado. Cuando Él se va de guardia, Ella cuenta las horas como nunca antes las había contado. Nuestra policía local, nuestros héroes, que detrás del uniforme tienen una familia que siempre espera en casa.

Acaba de decir el alcalde que hay 10 positivos en la jefatura. Pero hay 14 negativos. Nos agarramos a los 14. Todos nos debemos agarrar a los 14, porque vamos ganando, por poco pero vamos ganando. A veces Ella cierra los ojos y recuerda aquellos años hermosos en los que paseaba con el carrito por Cánovas a la pequeña cuando ya la mayor correteaba por ese paseo de Cáceres que hoy es un desierto. Mira las fotos de su piso en Isla Cristina, lo bonito que lo decoraron, las noches de risas, el agua del mar, la brisa... 14 negativos, se agarra a esos 14. Es curioso que ahora la palabra negativo sea la más positiva de este universo de falta de respiradores y miles de muertos a los que a diario hay que darles sepultura.

Nada volverá a ser igual después de esta guerra. También lo sabe Rubén, que sigue con las videollamadas y los mensajes de whatsapp en los que escribe frases como esta : "Amar de verdad es hacer la maleta y volar hasta tu cama. Y que volemos dentro y soñemos fuera". Sueños que se acumulan, viajar a Cancún, navegar, subir en un teleférico, ir a ver un partido de fútbol, comer palomitas en el cine. Lo que antes era lo típico. La cabeza de Rubén sigue volando hacia un futuro incierto, pero a su lado, mientras en el grupo de la familia aparece esta foto: su abuela, confinada en casa, se lava las manos. El agua cae del grifo como un milagro. Un vaso de Coca Cola es testigo de la hazaña.