Por lograr el sueño tranquilo de los trabajadores de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon 11 de ellos murieron el 20 de abril en la explosión con que arrancó el desastroso vertido de crudo en el golfo de México. El viernes, el jefe de los eléctricos de la plataforma propiedad de la suiza Transocean y operada por la británica BP, Mike Williams, confirmó que la alarma de emergencia de la plataforma estaba parcialmente desactivada. "No querían que la gente se levantara a las tres de la mañana por alarmas falsas", constató el ingeniero ante el comité del Gobierno de Estados Unidos que investiga el accidente.

El testimonio de Williams, que tiene presentada su propia demanda contra Transocean, incluyó también la denuncia de que uno de los mandos de la compañía había dejado en modo pausa un sistema de vital importancia para eliminar acumulaciones de gas. Según Williams, cuando él cuestionó esa decisión, la respuesta que obtuvo de Mark Hay, uno de los supervisores, fue: "la maldita cosa ha estado en pausa cinco años. Todas las plataformas funcionan con el sistema así".

Las revelaciones son las últimas confirmaciones de los errores y la negligencia que precedieron al accidente, contra cuyas consecuencias proseguía la lucha ayer. Los barcos de limpieza y lucha contra el vertido empezaron a regresar a las aguas después de que la depresión tropical Bonnie perdiera fuerza.