La semana pasada, el 12 de marzo, en plena crisis del coronavirus, cerró en Badajoz el albergue temporal para personas sin techo que proporcionaba un lugar en el que cenar y pasar la noche a aquellos que suelen vivir en la calle. El motivo es que el centro no podía asegurar las condiciones sanitarias que exigen los protocolos de las autoridades, relativas a los espacios de separación entre usuarios y las estrictas medidas higiénicas y de limpieza, según ha explicado Pedro Herrera, responsable del Área de Inclusión de Cáritas, quien, por otro lado, ha señalado que ya está en conversaciones con el Instituto Municipal de Servicios Sociales del ayuntamiento para intentar buscar un espacio de acogida.

Cáritas ha propuesto el albergue juvenil El Revellín, cuyas instalaciones están cerradas y además habían sido acondicionadas para alojar a los participantes de la recreación de la Guerra de la Independencia, que no ha llegado a celebrarse. Otra opción serían las propias instalaciones del albergue temporal de la calle Bravo Murillo, donde ha estado funcionando desde diciembre, y que se ha utilizado para este fin desde hace cuatro años cada invierno coincidiendo con la ola de frío. Optaron por cerrar pero con la esperanza de buscar la manera de encontrar una solución, en la que están trabajando desde el mismo día en que salieron de la calle Bravo Murillo. El ayuntamiento ha confirmado esta tarde que están barajando la posibilidad de acondicionar y abrir estas instalaciones del Casco Antiguo.

Durante los meses que ha permanecido abierto, al albergue temporal solían acudir entre 18 y 20 personas, aunque fluctuaban. Una docena eran fijas. Por las tardes sigue abriendo para que se duchen y les facilitan ropa. Lo hacen con aquellos que tienen menos posibilidades de buscarse la vida. Pero Herrera reconoce que no es la solución, sino que exista un lugar donde puedan dormir. La previsión era que el proyecto funcionase hasta febrero, se amplió el presupuesto y siguió abierto, hasta que ha estallado la crisis del coronavirus. Cáritas ha intentado "recolocar" a las personas habituales que acudían al albergue, unos con familiares y otros con amigos, pero algunos están en la calle, "donde pueden, donde estaban antes", asume Herrera.

Este mismo lunes, al ser preguntado por la prensa sobre la la atención de las personas sin hogar, el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, ha manifestado que trabajarán de forma coordinada y que ya ha salido una instrucción del Gobierno para movilizar a la Unidad Militar de Emergencia (UME) junto a los Servicios Sociales para aportarles un kit de higiene y alimentación todos los días. "A partir de ahí tiene que ser una decisión no aislada de una ciudad, sino en su conjunto cuando la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales nos articulen si hay posibilidades de trasladarlas", señaló.

Herrera advierte de que las personas que están en la calle "son sanitariamente un peligro potencial, para ellos y para los demás y conviene tenerlos controlados, porque si tienen síntomas no van a ir al médico y si no los tienen, se mueven por todos lados". Reconoce que es muy complicado mantenerlos en un lugar encerrados y obligarlos a tener unas costumbres de higiene.

El Centro Hermano sí sigue funcionando, con 28 usuarios. En estos momentos hay dos aislados porque están muy delicados de salud. Todos están ahora confinados, sin posibilidad de salir de las instalaciones, solo por motivos justificados.