La colombicultura es el arte de criar palomas de raza y fomentar su reproducción. Presentar los mejores ejemplares en exposiciones, donde se enjuician, como paso previo a los concursos es uno de los objetivos de quienes dedican parte de su tiempo libre a esta actividad.

Para salir de nuestra clamorosa ignorancia al respecto, dirigimos nuestros pasos hacia la calle San Vicente número 22 de Alburquerque, donde desde hace unos diez años, Juan Vivas, de 38 años, da rienda sueltas a algo que, con el paso del tiempo, se ha convertido para él en algo más que un pasatiempo o hobby. "Empecé con palomas normales y tras guiarme un colombicultor andaluz me metí en el tema de la raza en serio", cuenta mientras muestra, entre gorjeos y arrullos de sus aves, las impolutas dependencias reservadas a la tenencia y cría de palomas de raza buchona española de una de sus 14 variedades, la laudina sevillana, que él cría. Juan cuenta, según la época del año, con entre 100 y 200 palomas.

Sus dos mejores ejemplares pichones son los campeones de Extremadura y de España en su especialidad; el palomo que obtuvo la segunda posición en el campeonato regional celebrado en Casar de Cáceres, se encumbraría posteriormente en la decimoctava edición del Campeonato Nacional de Palomas de Raza celebrado en Los Palacios.

Juan explica que machos, hembras y pichones se enjuician por separado, valorándose "el arrullo erguido de la paloma, que sea ancha y corta y que tenga la espalda cerrada, además, en el caso del palomo se puntúa también que no castigue a la hembra en el celo sino que la conquiste con su arrullo", añade.

En Alburquerque hay otros tres colombicultores federados: Manuel Escudero, Daniel Alvarez --que ha ganado premios en la región-- y Zacarías Píriz.