El pasado 24 de abril se aprobó en el Congreso de los Diputados el informe que servirá al Ministerio de Sanidad para elaborar la futura ley contra el consumo de alcohol en menores. Dicho informe contó con los votos a favor de todos los grupos parlamentarios, excepto los de Esquerra Republicana de Catalunya y PNV, que se abstuvieron. Se trata, en todo caso, de una buena noticia, ya que el avance de esta ley podría (si se redacta en los términos establecidos en el informe) suponer una mejora para la protección y salud de la infancia.

La ingesta de bebidas alcohólicas en menores de edad en España comienza, cada vez, a edades más tempranas. El 25% de los jóvenes inician el consumo de alcohol antes de los 13 años y el 50% antes de los 15. Además, uno de cada tres menores de edad declara haberse emborrachado en el último mes. Estos datos subrayan la urgencia de esta ley, así como la falta de efectividad de las políticas llevadas a cabo hasta el momento.

El consumo de alcohol durante la infancia tiene consecuencias graves para la salud y el bienestar de los niños y de las niñas, tanto a corto como a largo plazo. Genera problemas de salud mental, incluyendo la dependencia al alcohol, pero también patologías como la cirrosis, cáncer y enfermedades cardiovasculares. Todas estas consecuencias son, a su vez, negativas para la sostenibilidad de un sistema sanitario y de bienestar social cada vez más debilitado.

Para poder evitar el consumo de alcohol en edades tempranas hay que tener en cuenta las principales causas y factores de riesgo asociados. Por un lado, cuanto más vulnerable sea el niño o niña más probabilidades tendrá de padecer una dependencia al alcohol. La edad, per se, es un condicionante e indicador de esta vulnerabilidad, pero también lo son el contexto familiar y los factores socioeconómicos y psicológicos.

Asimismo, la aceptación y cultura de consumo de alcohol son también factores de riesgo sobre los que hay que incidir. En este sentido, las campañas de sensibilización y las políticas de regulación sobre el consumo, resultan imprescindibles. El trabajo directo con las familias, la educación sobre los efectos nocivos del alcohol, y la promoción de hábitos de vida saludables, junto con una adecuada regulación de estos productos (incluyendo la restricción de su publicidad y aumento de los impuestos), son elementos esenciales para hacer frente a esta problemática.

Desde Save the Children valoramos positivamente el consenso parlamentario alcanzado en esta fase previa a la elaboración de la ley, así como el compromiso adquirido por el Ministerio de Sanidad para dar respuesta a este problema. No obstante, es importante que el Ministerio respete y haga efectivas las medidas preventivas, de reeducación y regulación incluidas en el informe, sin olvidar, por supuesto, una financiación suficiente que haga posible su correcta implementación.