Cumplió con sus obligaciones paternas o, por el contrario, se extralimitó y pecó de exceso de celo? Un vecino de Balaguer (Lleida), padre de una adolescente de 14 años, ha sido condenado esta semana por una jueza de Lleida a una pena de un año de prisión y a mantenerse alejado de su hija y su exmujer durante cinco años por haber instalado una cámara de vídeo en el cuarto de baño de su casa para vigilar si, como él sospechaba, la menor padecía anorexia y se provocaba vómitos. La chica se encuentra actualmente, dos años después de los hechos, bajo tratamiento por trastorno en la conducta alimentaria.

El propio condenado, Jorge M. V. --que también tendrá que pagar una indemnización de 6.000 euros a la menor y a su madre, de la que está separado--, reconoce ahora que quizá fue desproporcionado recurrir a las grabaciones en vídeo. Entre otras cosas, porque el lavabo donde colocó el aparato lo utilizaba también una hermana de la adolescente y, en alguna ocasión, amigas de las chicas. Incluso la madre de las niñas, que fue quien finalmente denunció el caso, fue captada por la cámara en las visitas que realizaba al domicilio cuando iba a buscar a sus hijas.

EJERCICIO DEL DEBER El abuelo de las menores, conocedor de la existencia de las grabaciones, fue quien se encargó de "eliminar las cintas, una vez visionadas", explicó ayer a este diario el fiscal encargado del caso, Eduardo Piedrabuena.

La declaración del padre del condenado permitió que se "aplicara la atenuante de ejercicio legítimo de su deber, ya que quedó claro que el objeto de su actuación era ver si la hija le engañaba", agregó Piedrabuena. Con todo, la jueza considera que Jorge M. V. vulneró el derecho a la intimidad de las personas que fueron grabadas, además de cometer un delito de revelación de secreto. Todo ello, con la agravante de parentesco, pues fue esta relación la que le permitió acceder a un lugar utilizado en la intimidad por la chica.

El padre asegura que recurrió a la cámara de vídeo como último extremo, después de tratar de dialogar, interrogar y ganarse la confianza de la niña para que reconociera que los largos ratos que pasaba encerrada en el baño eran para, entre otras cosas, provocarse el vómito. Ante las reiteradas negativas de la muchacha, al final no se le ocurrió otra alternativa que instalar el aparato.

PATRIA POTESTAD "Hubo una falta clara de proporcionalidad", destacó Piedrabuena, quien, pese a todo, pidió en su intervención ante la jueza que no retirara al progenitor la patria potestad de la menor. Eso sí, el padre no podrá acercarse a menos de 150 metros de su hija hasta dentro de cinco años.