El incipiente renacimiento de la energía atómica en Europa ha topado con un escollo inesperado. Japonés, para más señas. Los graves problemas que desde el viernes viene registrando la central nipona de Fukushima encendieron ayer la alarma en aquellos países europeos que --tras el susto de Chernóbil-- estaban volviendo a apostar por la energía nuclear para fines civiles. Bruselas tiene prevista para hoy una cumbre de los responsables de seguridad atómica de los Veintisiete para revisar el riesgo potencial de que pudiera producirse un accidente similar al de Japón. Mientras, el movimiento ecologista recupera emblemas y eslóganes de los años 80.

El accidente también llevó a Austria a solicitar a la Unión Europea (UE) que se realicen pruebas de resistencia de los 143 reactores atómicos que funcionan en 14 países comunitarios.

La cancillera alemana, Angela Merkel, sorprendió ayer con el anuncio de una moratoria de tres meses para decidir sobre la controvertida y recién aprobada ley que contemplaba la ampliación de la vida de las 17 centrales nucleares que alberga el país por una media de 12 años.

"Ante la duda siempre debe primar la seguridad", aseguraba la misma Merkel que dos días antes defendía tras el mismo atril la seguridad de las centrales alemanas y las bondades de la energía nuclear como "energía de transición" en el camino a la "era de las energías renovables".

DESCONEXIONES De momento, la moratoria implica la desconexión inmediata de algunas de las plantas más antiguas del país, entre ellas Biblis A, Isar 1 y Neckarwestheim. Con todo, la decisión del Ejecutivo no apaciguó las protestas de la oposición y del movimiento antinuclear, que ayer movilizaron a miles de personas en toda Alemania.

Menos rápidos de reflejos, los ecologistas españoles están convocando concentraciones ante la Embajada y consulados japoneses para mediados de semana. Quieren mostrar su apoyo al pueblo nipón tras la catástrofe sufrida y exigir al Gobierno que cierre las centrales. "El país más avanzado del mundo está viviendo una de las peores crisis atómicas de la historia mundial. Si eso no es suficiente... ¿qué más esperan que pase?", cuestionaba ayer Francisco Castejón, responsable en Ecologistas en Acción.

La réplica llegó de Santiago San Antonio, presidente de Foratom, el loby de la industria nuclear europea. "Las condiciones de Fukushima, con uno de los mayores terremotos de la historia moderna y un tsunami devastador, son difícilmente repetibles y prácticamente imposibles en Europa. Por supuesto, no puedo decir que el riesgo es cero, pero sí que ha sido algo realmente excepcional", afirmó.

Bajo el argumento de que si alguna lección se puede obtener de todo esto es que las centrales no son infalibles, los verdes franceses --tercera fuerza política del país-- reclamaron un referendo para decidir si debe abandonarse o no esta energía. El Gobierno sostiene que las centrales son seguras, pero hace acuso de recibo del debate instalado en la sociedad, informa Elianne Ros. Tras una reunión para tratar el asunto, el Ejecutivo emitió un comunicado en el que afirma que extraerá "las lecciones útiles de los acontecimientos en Japón".