Los resultados no dejan lugar a dudas: unas semillas germinadas procedentes de una granja al noroeste de Alemania son el origen de la cepa O104 de la bacteria E. coli. Así lo han confirmado unos nuevos análisis que fueron presentados ayer por un portavoz del Instituto Alemán de Valoración de Riesgos y que otorgan más fiabilidad a los presentados el viernes por las autoridades sanitarias del estado de Renania del Norte-Westfalia.

Un veredicto que llega casi un mes después de que se registraran los primeros casos de esta epidemia que suma más de 2.800 afectados y al menos 32 muertos en Alemania, y que incluso así no disipa todas las dudas y preguntas. Se conoce el foco pero todavía las autoridades, y por ende la prensa y la opinión pública, se cuestionan cómo llegó hasta allí la bacteria.

"¿Fue transmitida por hombres o por animales?", se preguntaba ayer el ministro de Medio Ambiente y Protección de los Consumidores de Renania del Norte-Westfalia, Johannes Remmel. Y, lo más importante: ¿Hay todavía riesgo de infección? Sobre esto último parece que sí. De hecho, y aunque desde el Ministerio federal de Agricultura se aseguraba que "los resultados son una pieza importante en la cadena de pruebas para determinar que los brotes crudos son la fuente de las infecciones de E. coli", las autoridades alemanas también insisten en que las amenazas continúan.

CONTACTO FISICO Más en concreto, y según un portavoz del Ministerio de Asuntos Sociales del estado alemán de Hesse, "persiste el peligro de infección por contacto físico". De ahí que desde dicho ministerio se hiciera un nuevo llamamiento a la prevención y el mantenimiento de las normas de aseo para evitar fallos de higiene en la cadena alimentaria que puedan conducir a nuevos brotes de la enfermedad. También el ministro alemán de Salud, Daniel Bahr, en declaraciones al diario Bild am Sonntag , advirtió de que a pesar de los avances sobre este tema "no se descartan más muertes, por muy doloroso que esto sea". Bahr, uno de los protagonistas de esta crisis y objeto de muchas críticas, agregó que "el número de afectados está disminuyendo gradualmente y de ahí que exista una razón para esperar que lo peor ha quedado atrás".

Sin embargo, todo apunta a que Alemania no pueda olvidar a corto plazo la que ha sido una de sus peores epidemias. Son muchos los efectos y perjuicios colaterales que sigue sumando esta bacteria, tanto dentro como fuera de las fronteras alemanas.

Por otra parte, continúan las críticas de los agricultores alemanes. Gerd Sonnleitner, presidente de la patronal agraria, aseguró ayer en declaraciones al canal de televisión N24 que los productores alemanes de pepino, tomate y lechuga han alcanzado pérdidas de unos 65 millones de euros. Muchos científicos también critican que la investigación no se hubiese centrado antes en los germinados.