Sigue sin aclararse el misterio de la bacteria E. coli, que ya ha causado la muerte al menos a 19 personas e infectado a más de 2.000 y que ya ha esparcido enfermos por 12 países, aunque todos ellos han estado recientemente en el norte de Alemania. Y arrecian las críticas a las autoridades sanitarias por la lentitud con la que avanzan las investigaciones sobre esta bacteria hasta ahora desconocida y muy letal. Las pesquisas se concentraban ayer en un restaurante de Lübeck donde entre los días 12 y 14 de mayo comieron 17 personas de tres grupos concretos: unos daneses, los miembros de un sindicato y una gran familia que celebraba una fiesta privada. Una mujer del grupo de funcionarios murió, varias de estas personas están muy graves y todo indica que en los menús había siempre un acompañamiento de tomates y pepinos.

"Ninguno de nuestros empleados está enfermo y comen de todo lo que tenemos aquí", aseguró el dueño del restaurante, Joachim Berger, quien declaró que los productos que sirvió venían del mercado central de Hamburgo. Allí y en la cadena de suministro se están centrando las investigaciones. La comisión de crisis creada en el Ministerio de Sanidad alemán para centralizar todos los datos descartó ayer que la epidemia surgiera en los días en que se celebraba la macrofiesta del aniversario del puerto de Hamburgo, otra de las hipótesis que había barajado la prensa.

No solo está siendo difícil localizar el foco infeccioso. También es complicado luchar contra la bacteria, que, según investigadores chinos, se ha mostrado ya resistente a 8 tipos de antibióticos. España ha ofrecido colaboración a las autoridades alemanas en la investigación. "Hemos puesto a su disposición nuestras extraordinarias capacidades científicas en microbiología y epidemiología, para trabajar de forma coordinada y poder solucionar la crisis", anunció la ministra de Ciencia, Cristina Garmendia.

Al veto de Rusia a todas las frutas y verduras procedentes de la Unión Europea (UE) se unió ayer el anuncio de EEUU de que, tras haber detectado dos infectados, aumentará la vigilancia de los tomates, lechugas y pepinos importados. La ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, aseguró que "no hay ningún problema con que se analice cada uno de los productos españoles".

COMO LAS VACAS LOCAS La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) pidió que se tomen medidas de excepción para paliar las pérdidas como se hizo cuando estalló la crisis de las vacas locas: "No cubrieron la crisis de mercado que se generó, pero sirvieron para pagar las vacas muertas y sacrificadas. Algo es algo", afirmó su presidente, Andrés Góngora.